Los autores del trabajo son el profesor británico Stuart Derbyshire, un partidario del aborto que alguna vez fue consultor de la multinacional abortista Planned Parenthood y otros grupos proaborto; y el estadounidense John C. Bockmann, que no comparte la posición de Derbyshire.
Ambos señalaron que sus propias "marcadas diferencias" sobre la moralidad del aborto "no deberían interferir con la discusión sobre si el dolor fetal es posible".
En la introducción del estudio, los científicos precisan "que los abortos antes de las 13 semanas de gestación no implican ninguna probabilidad significativa de dolor para el feto". Sin embargo, reconocieron "que nunca hubo un consenso de que el dolor fetal no es posible antes de las 24 semanas".
"A menudo se afirma que existe un consenso de que el dolor no es posible antes del desarrollo de la corteza cerebral y antes de que la periferia se conecte a la corteza a través de la médula espinal y el tálamo. Esos desarrollos en general no son aparentes antes de las 24 semanas de gestación y muchos cuerpos médicos e informes de prensa afirman que el dolor no es posible antes de las 24 semanas de gestación, que es el punto en el que la mayoría de los abortos dejan de ser legales en la mayor parte del mundo", agregaron.
Más adelante, Derbyshire y Bockmann dijeron: "Muchos documentos que discuten el dolor fetal han especulado con un límite más bajo para el dolor fetal por debajo de las 20 semanas de gestación. Notemos de pasada que el conteo de votos y el consenso quizás no sea la mejor manera de decidir disputas científicas. Independientemente de si hubo un consenso, sin embargo, ahora está claro que el consenso ya no es sostenible".
Ambos científicos sostienen en su estudio que "la evidencia neurocientífica actual socava la necesidad de la corteza cerebral para experimentar dolor".