En una carta firmada con fecha del 15 de junio, el Papa Francisco escribió a los líderes del G8, los países más poderosos del mundo, recordándoles que el objetivo de la economía y la política “es precisamente el servicio a la humanidad, empezando por los más pobres y más vulnerables, estén donde estén, incluso si es en el vientre de su madre”.“Cualquier teoría o acción económica y política deben esforzarse por proporcionar a cada habitante de la Tierra el bienestar mínimo que les permita vivir con dignidad, en la libertad, con la posibilidad de mantener a una familia, educar a sus hijos, para alabar a Dios y para desarrollar sus capacidades humanas. Esto es lo principal. Sin esta visión, toda la actividad económica no tendría sentido”, añadió.Francisco escribió esta carta al G8 como respuesta a una misiva enviada el 5 de junio por el Primer Ministro de Inglaterra, James Cameron, que informaba al Pontífice de la agenda de la Cumbre anual del G8, prevista en el Lago de Ernai del 17 al 18 de junio de 2013, bajo el título “La reunión del G8 que se remonta a los primeros principios”.Las prioridades que la presidencia británica ha fijado para la Cumbre miran sobretodo el libre comercio internacional, las autoridades fiscales, la transparencia de los gobiernos y de los agentes económicos. No falta, de todos modos, una atención fundamental al hombre, concretizada en la propuesta de una acción concertada del grupo para eliminar definitivamente el azote del hambre y para garantizar la seguridad alimentaria.Francisco escribió en su carta que, tanto las medidas a largo plazo para garantizar el marco adecuado de legalidad que orientan todas las acciones económicas, como las medidas a corto plazo de urgencia para resolver la crisis económica global, deben guiarse por “la ética de la verdad, que incluye, en primer lugar, el respeto a la verdad del hombre, el cual no es un factor económico más, o un bien descartable, sino algo que tiene una naturaleza y dignidad no puede ser reducida a simples cálculos económicos”.“Por lo tanto, la preocupación por la materia prima y el bienestar espiritual de cada hombre es el punto de partida de cada solución y la última medida política y económica de su eficacia y su ética”, subrayó.“En este sentido, los diversos y graves desafíos económicos y políticos que enfrenta el mundo hoy en día requieren un cambio audaz de actitudes, que dé al fin (el ser humano) y los medios (economía y política) el lugar que les corresponde. El dinero y otros medios políticos y económicos deben servir y no gobernar, teniendo en cuenta que la solidaridad gratuito y desinteresada es, de modo aparentemente paradójico, la clave para el buen funcionamiento de la economía global”, agregó.El Papa Francisco señaló que, es necesario asegurar a todas las actividades políticas y económicas nacionales e internacionales una referencia al hombre, y pide a los líderes no olvidar que el contexto indispensable para el desarrollo de todas las mencionadas acciones políticas es aquel de la paz internacional.En este sentido, particularmente, en Siria, el Papa pidió a la Cumbre su contribución para “obtener el cese del fuego inmediato e duradero, y que lleve todas las partes del conflicto a la mesa de la negociación”.“La paz exige la renuncia proactiva de ciertas reclamaciones, para construir juntos una paz más justa y equitativa. Por otra parte, la paz es un requisito previo para la protección de mujeres, niños y otras víctimas inocentes, y para empezar a erradicar el hambre, especialmente entre las víctimas de guerra”, insistió.“Como bien había señalado mi predecesor, Benedicto XVI, la actual crisis mundial demuestra que la ética no es algo externo a la economía, sino que es una parte integral e ineludible del pensamiento y la acción económicas”, añadió Francisco.“Quería compartir con ustedes estos pensamientos, Primer Ministro, en el deseo de ayudar a señalar lo que está implícito en todos los órganos políticos, pero que a veces se puede olvidar: la importancia vital de poner al hombre, cada hombre y mujer en el centro de toda actividad política y económica nacional e internacional, porque el hombre es el recurso más verdadero y más profundo de la política y la economía y, al mismo tiempo, el fin primordial de ellos”, concluyó el Papa.