VATICANO,
El Papa Francisco destacó, durante el rezo del Ángelus este domingo 19 de enero en la Plaza de San Pedro del Vaticano, que, a diferencia de otras religiones donde se hacen sacrificios y ofrendas a Dios, en el cristianismo es Dios quien sacrifica a su Hijo para salvar a la Humanidad.
El Santo Padre indició que Jesús "cargó con los pecados de todos y los para que fuésemos libres y no esclavos".
El Pontífice reflexionó sobre el fragmento evangélico de este segundo domingo del Tiempo Ordinario, del Evangelio de San Juan, en el que se sigue describiendo la Epifanía del Señor, "la manifestación de Jesús".
"Después de haber sido bautizado en el río Jordán", señaló Francisco, "Él fue consagrado por el Espíritu Santo que se posó sobre Él y fue proclamado Hijo de Dios por la voz del Padre celeste".
El Pontífice explicó que "el Evangelista Juan, a diferencia de los otros tres, no describe el acontecimiento, sino que propone el testimonio de Juan Bautista. Él fue el primer testigo de Cristo. Dios lo había llamado y lo había preparado para esto".
Después del bautismo en el Jordán, "Juan el Bautista no puede retener el fuerte deseo de dar testimonio de Jesús, y declara: 'Y yo lo he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios'".