En su mensaje por la Jornada Mundial del Enfermo 2020, el Papa Francisco recordó que "la vida es sagrada y pertenece a Dios" y pidió a los médicos que "tengan constantemente presente la dignidad y la vida de la persona, sin ceder a actos que lleven a la eutanasia, al suicidio asistido o a poner fin a la vida, ni siquiera cuando el estado de la enfermedad sea irreversible".
Así lio indicó el Santo Padre en su mensaje por la Jornada Mundial del Enfermo que se celebrará el próximo 11 de febrero, día de la Virgen de Lourdes. En esta ocasión el texto se centra en la cita del Evangelio "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré".
El Pontífice resalta que esta cita explica que "el camino misterioso de la gracia que se revela a los sencillos y que ofrece alivio a quienes están cansados y fatigados" y "expresa la solidaridad del Hijo del hombre, Jesucristo, ante una humanidad afligida y que sufre".
A los que padecen en el cuerpo y en el espíritu, el Papa Francisco recuerda que "Jesús dice a todos que acudan a Él y les promete alivio y consuelo".
"Jesucristo, a quien siente angustia por su propia situación de fragilidad, dolor y debilidad, no impone leyes, sino que ofrece su misericordia, es decir, su persona salvadora. Jesús mira la humanidad herida. Tiene ojos que ven, que se dan cuenta, porque miran profundamente, no corren indiferentes, sino que se detienen y abrazan a todo el hombre, a cada hombre en su condición de salud, sin descartar a nadie, e invita a cada uno a entrar en su vida para experimentar la ternura", afirma en el mensaje.
Además recuerda que Jesucristo tiene estos sentimientos porque "él mismo se hizo débil, vivió la experiencia humana del sufrimiento y recibió a su vez consuelo del Padre" y "sólo el que vive en primera persona esta experiencia sabrá ser consuelo para otros".