El Papa Francisco afirmó que Dios decidió cambiar la historia con su Hijo a partir del vientre de una pobre y pequeña mujer de su pueblo, la Virgen María.
"Cuando Dios quiso hacer nuevas todas las cosas por medio de su Hijo, no comenzó en el templo sino en el vientre de una pequeña y pobre mujer de su pueblo. ¡Es extraordinaria esta elección de Dios!", señaló el Santo Padre en la homilía de las Vísperas de la Solemnidad de María Madre de Dios, esta tarde en la Basílica de San Pedro.
Dios, resaltó el Papa, "no cambia la historia a través de los hombres poderosos de las instituciones civiles o religiosas, sino a partir de las mujeres de la periferia del imperio como María y de los vientres estériles como el de Isabel".
"La Madre de Dios es la Madre de la Iglesia y su ternura materna alcanza a todos los hombres. En la ciudad, Dios ha puesto su tienda y de allí nunca se ha alejado. Su presencia en la ciudad, también en esta nuestra ciudad de Roma, 'no debe ser fabricada sino descubierta, develada'", continuó.
El Pontífice dijo asimismo que es necesario pedirle a Dios la "gracia de ojos nuevos, capaces de una mirada contemplativa, una mirada de fe que descubra a Dios que habita en las casas, calles y plazas. Los profetas advierten de la tentación de reducir la presencia de Dios solo al templo cuando Él vive en medio de su pueblo, camina con él y vive su vida".
El Santo Padre también indicó que "estamos llamados a encontrar a los otros y ponernos en escucha de su existencia, de su grito de ayuda. ¡La escucha es ya un acto de amor! Tener tiempo para los otros, dialogar, reconocer con una mirada contemplativa la presencia y la acción de Dios en sus existencias, testimoniar con los hechos más que con las palabras la vida nueva del Evangelio, es verdaderamente un servicio de amor que cambia la realidad".