CIUDAD JUÁREZ,
¿Cómo vive un narcotraficante arrepentido la Navidad? Un sacerdote en Ciudad Juárez recuerda su encuentro con un exmiembro del mundo del narcotráfico, y destacó que "solamente hay fiesta en aquel que necesita ser salvado por Jesús".
El P. Eduardo Hayen Cuarón, director del semanario Presencia, de la Diócesis de Ciudad Juárez, destacó en el editorial de la publicación que "solamente cuando nosotros echamos de menos a Dios y cuando él nos gusta, podemos celebrar la Navidad".
El sacerdote recordó que cuando vio al narcotraficante retirado "su aspecto físico me estremeció. Su cabeza estaba totalmente rapada y no había parte alguna de su cuerpo que no tuviera un tatuaje, desde la punta de la cabeza hasta la punta del pie, con piercings en oídos, boca, lengua, narices y cejas".
"Por la mirada de ese hombre, musculoso y de voz grave, intuí detrás de él una vida muy complicada y un profundo sufrimiento. En años pasados había trabajado para un narcotraficante muy poderoso, hoy ya muerto. Quería que alguien lo escuchara", dijo.
La infancia de ese hombre, continuó, "había sido muy difícil", pues tras crecer en una familia disfuncional "en la que hubo mucha violencia" y llegar a dormir desde niño en basureros, "era el candidato perfecto para ser reclutado por la mafia".
"Ya metido en el bajo mundo, inició su colección de secuestros y asesinatos. Algunas veces sus enemigos a él lo secuestraron, lo envolvieron en plástico y le pusieron cinta adhesiva para balearlo y así evitar llenar de sangre toda la habitación. En todas esas ocasiones, inexplicablemente, se había salvado de la muerte. Su vida sentimental también era anarquía, pues había conocido a múltiples parejas con las que procreó diversos hijos", señaló.