18 de diciembre de 2024 Donar
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El Papa une cruz con chaleco de migrante ahogado: No bloqueen los barcos con refugiados

El Papa bendice la cruz hecha con el salvavidas de un migrante ahogado. Foto: Vatican Media

El Papa Francisco pidió no permanecer indiferentes ante el drama de los refugiados y migrantes, e indicó que "no se resuelve el problema bloqueando barcos. Debemos comprometernos seriamente a vaciar los campos de detención en Libia".

El Pontífice habló así este jueves 19 de diciembre en la instalación, en el acceso del Palacio Apostólico del Vaticano desde el Patio del Belvedere, de una cruz de cristal con un chaleco salvavidas en su interior y que perteneció a un migrante ahogado en el mar.

 

 

Francisco pidió aplicar "soluciones posibles" y "denunciar y perseguir a los traficantes que explotan y maltratan a los migrantes, sin temor a revelar connivencias y complicidades con las instituciones".

La instalación de la cruz en el Palacio Apostólico, que pretende recordar a los migrantes y refugiados que arriesgan su vida en el mar para llegar a Europa, se produjo después de la audiencia que el Pontífice concedió a un grupo de refugiados llegados recientemente a Italia desde Lesbos gracias a los corredores humanitarios impulsados por la Limosnería Apostólica con el Ministerio Italiano del Interior.

"Este es el segundo chaleco salvavidas que recibo como regalo. El primero me lo dio hace unos años un grupo de socorristas. Pertenecía una niña que se ahogó en el Mediterráneo. Se lo di a los dos subsecretarios de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio de Desarrollo Humano Integral. Les dije: '¡Esta es vuestra misión!'", explicó el Santo Padre.

Además, señaló que con este gesto "quería subrayar el compromiso ineludible de la Iglesia de salvar la vida de los migrantes, para que después puedan ser acogidos, protegidos, promovidos e integrados".

"Este segundo chaleco, entregado por otro grupo de socorristas hace apenas unos días, pertenecía a un migrante que desapareció en el mar el pasado mes de julio. Nadie sabe quién era ni de dónde venía. Sólo se sabe que su chaleco se encontró a la deriva en el Mediterráneo central el 3 de julio de 2019, en determinadas coordenadas geográficas. Nos enfrentamos a otra muerte causada por la injusticia".

El Papa insistió en que "es la injusticia la que obliga a muchos migrantes a abandonar sus tierras. Es la injusticia la que les obliga a cruzar los desiertos y a sufrir abusos y torturas en los campos de detención. Es la injusticia la los rechaza y los hace morir en el mar".

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A continuación, explicó el significado de la cruz de cristal con el chaleco en su interior: "El chaleco 'viste' una cruz de resina de colores, que quiere expresar la experiencia espiritual que capté en las palabras de los socorristas. En Jesucristo la cruz es fuente de la salvación, 'necedad para los que se pierden –dice san Pablo– más para los que se salvan, –para nosotros– es fuerza de Dios'. En la tradición cristiana la cruz es un símbolo de sufrimiento y sacrificio y, al mismo tiempo, de redención y salvación".

"Esta cruz es transparente: representa un desafío para mirar con más atención y buscar siempre la verdad. La cruz es luminiscente: quiere alentar nuestra fe en la resurrección, el triunfo de Cristo sobre la muerte. También el emigrante desconocido, que murió con la esperanza de una nueva vida, comparte esta victoria. Los socorristas me contaron cómo están aprendiendo humanidad de las personas que logran salvar. Me revelaron cómo en cada misión redescubren la belleza de ser una gran familia humana, unida en la fraternidad universal".

Señaló que "he decidido mostrar aquí este chaleco salvavidas, 'crucificado' en esta cruz, para recordarnos que debemos tener los ojos abiertos, tener el corazón abierto, para recordar a todos el compromiso imperativo de salvar toda vida humana, un deber moral que une a los creyentes y a los no creyentes".

El Santo Padre invitó a acoger a los refugiados porque, "¿cómo podemos dejar de escuchar el grito desesperado de tantos hermanos y hermanas que prefieren enfrentarse a un mar tormentoso antes que morir lentamente en los campos de detención libios, lugares de tortura y esclavitud innoble?".

"¿Cómo podemos permanecer indiferentes ante los abusos y la violencia de los que son víctimas inocentes, dejándoles a merced de traficantes sin escrúpulos? ¿Cómo podemos 'dar un rodeo', como el sacerdote y el levita de la parábola del Buen Samaritano, haciéndonos responsables de sus muertes? ¡Nuestra desidia es pecado!".

El Papa Francisco finalizó su discurso señalando que "los intereses económicos deben dejarse de lado para que la persona, cada persona, cuya vida y dignidad son preciosas a los ojos de Dios, esté en el centro. Debemos socorrer y salvar, porque todos somos responsables de la vida de nuestro prójimo, y el Señor nos pedirá que demos cuenta de ello en el día del juicio".

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