Para escuchar la voz de Dios que llama a la conversión y a seguirlo, es necesario alejarse del bullicio de la vida cotidiana, afirmó la reflexión semanal publicada en el sitio web de la Conferencia de los Obispos Católicos de Cuba (COCC).
La reflexión abordó el Evangelio del Segundo Domingo de Adviento, en el que Mateo relata el episodio de Juan el Bautista "proclamando en el desierto" la conversión de los hombres y preparando el camino del Señor que "bautizará en Espíritu Santo y fuego".
Juan eligió el desierto y no el Templo de Jerusalén o alguna plaza de la época para su proclamación por una razón sencilla, indicó la COCC en su sitio web, porque "sabe que la conversión es una gracia de Dios, pero conlleva un sacrificio personal; hay que dejar la comodidad que suele dar lo cotidiano o rutinario, es necesario salir del ruido ambiental e interior para escuchar algo nuevo y verdadero".
Los obispos también explicaron que para el evangelista Mateo "Juan es la persona a la cual, en siglos pasados, se refería el profeta Isaías, la voz que clama en el desierto e invita a preparar el camino del Señor y a enderezar sus senderos". Su predicación, indicaron, estaba acompañada por el signo del bautismo para llamar a la conversión de los oyentes.
Así, la fuerza de la voz del Bautista "caía con todo su peso sobre aquellas personas que pertenecían a los grupos bien acomodados política y religiosamente: los saduceos y los fariseos; los recrimina que no basta presumir con ser de la casta sacerdotal, tener influencia social, o creerse mejores que los demás", sino que "es necesario producir obras de conversión; no alcanza con confesar la fe, es preciso vivirla".
"Si para Mateo es claro que Juan es la voz que clama en el desierto, para el Bautista es claro el alcance limitado que tiene su misión: Él bautiza con agua como señal de conversión; pero el viene después de él, es el verdaderamente grande y quien los bautizará en el Espíritu Santo y con fuego, para el perdón de los pecados".