El prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, Cardenal Leonardo Sandri, señaló que no se necesita dentro ni fuera de la Iglesia personas "que se hacen grandes poniéndose sobre el pedestal y aplastando a los demás".
El Purpurado dijo estas palabras durante la Misa que celebró ayer en la Basílica de los Santos Doce Apóstoles en Roma, en el marco de la novena dedicada a la Inmaculada Concepción.
En su homilía, el Cardenal Sandri se refirió a los católicos orientales presentes en la ciudad para honrar a la Virgen. Ellos están en Roma "ofreciendo juntos el testimonio de una fe frecuentemente muy probada, a veces hasta el martirio, en sus respectivos países".
"No son y no quieren estar en Roma para hacerse grandes, si no de aquella grandeza que fue propia de la Virgen de Nazaret, María Santísima: el dejarse conducir por Dios, en una dimensión de pura escucha y total confianza", señaló.
En ese sentido, insistió, "en Oriente como en Occidente no tenemos necesidad, dentro y fuera de la Iglesia, de personas que se hacen grandes poniéndose sobre el pedestal y aplastando a los demás: la ciudad que se pone en lo alto con la arrogancia de quien oprime está destinada a precipitarse y ser derrocada".
"Queremos pensar con recelo y con esperanza en el anhelo de libertad, de justicia, de equidad social, de auténtica ciudadanía que está inflamando las calles y plazas de Irak y del Líbano, donde en algunos casos se ha derramado sangre: rezando para que estos movimientos permanezcan auténticos en sus expresiones y pedidos, sin instrumentalizaciones internas o de potencias regionales o internacionales que, cierto, podrían estar interesadas en servirse de esta inestabilidad para perpetuar sus intereses y objetivos, con perjuicio de los pobres y pequeños de esas naciones", indicó.