Un artista católico en Nagasaki (Japón), descendiente de un samurai convertido al catolicismo, espera que la visita del Papa Francisco a su país pueda hacer visible que en "el extremo este de Asia", muchas personas mantuvieron una fe inquebrantable y murieron como mártires.
Mitsuho Nakata, es un artista del distrito de Urakami en Nagasaki, ciudad donde detonó la segunda bomba nuclear, es bisnieto de un samurai que cortó lazos con su señor feudal para seguir su fe católica y cuya familia fue asesinada por cuatro samuráis en una emboscada.
"Mis antepasados fueron asesinados en un incidente en la era Meiji. Desde entonces, generación tras generación de mis familiares mantuvieron la fe que finalmente me enseñaron", señaló Nakata en una entrevista a Associated Press (AP). "Siento que tengo transmitir esta fe preciosa a mis hijos y luego a sus hijos", agregó.
A finales del siglo XVI, miles de católicos en Japón se vieron obligados a renunciar a su fe bajo pena de muerte, debido a una ordenanza promulgada por Hideyoshi Toyotomi, quien por miedo a la conversión de muchos señores feudales al catolicismo, expulsó a los misioneros del país.
Sin embargo, una minoría católica se ocultó para conservar la fe durante la persecución. "Estoy tan orgulloso e impresionado por su devoción y su fuerte fe, porque abandonaron todo lo que tenían", resaltó Nakata.
Aunque, considera que todavía está siguiendo sus pasos, el artista japonés se encuentra agradecido con sus antecesores por haber mantenido su fe. "Creo que estoy aquí por estos antepasados", señaló.