Este viernes 22 de noviembre, en su tercer día de visita en Tailandia, el Papa Francisco tuvo un encuentro con sacerdotes, catequistas y la vida consagrada, en el que escuchó el testimonio de Benedetta Donoran, una postulante de las javerianas que le relató cómo conocer a la Virgen María le impulsó a convertirse del budismo al catolicismo y descubrir su vocación religiosa.
Benedetta, que nació en 1975, compartió su testimonio en la parroquia San Pedro, en la capital Bangkok, y relató que se bautizó en el 2012 "y ahora soy una postulante en la Congregación de las Misioneras de María o las Javerianas".
"Todos los miembros de mi familia son budistas y practican las enseñanzas de Buda, como las practicaba yo cuando era joven. El hacer el bien es lo que nos hace libres y lo que nos conduce al cielo", empezó Benedetta.
"Aquellos que hacen el bien recibirán una recompensa. ¿Por qué tiene Jesús que sufrir las consecuencias de nuestros pecados? Cuando era niña tuve la oportunidad de ir al colegio de mi pueblo, de la Inmaculada Concepción de María. Entonces tenía 15 años. Las hermanas Hijas de la Caridad nos invitaron a las niñas a ir a la misa del domingo. Entré en la iglesia con algunas de mis amigas y vi la estatua de una mujer. No sabía quién era, pero era muy hermosa. Me impresionó el modo como me miraba. Luego vi la imagen de un hombre crucificado. Me asustó", relató.
Sin embargo, "desde aquel día empecé a ir a Misa todos los domingos sin sentirme obligada a ello. Tenía una gran confianza en María. Así empecé a conocer a María y a Jesús mejor. No creía que Jesús fuera Dios y me preguntaba cómo puede un hombre borrar los pecados de otros hombres. Recitaba el rosario que las hermanas me habían enseñado a rezar y asistía a la Misa con otra gente católica".
Indicó que siguió "estudiando y trabajando en la misma escuela. Cuando tenía 33 años decidí proseguir mi ideal, que era el dedicarme a trabajar por el bien de la sociedad como una maestra voluntaria trabajando en pequeños pueblos. Un día iba camino de Chiangmai cuando me encontré con el P. Raffaele Manenti, un misionero del PIME. Decidí ir con él a la Casa de Los Ángeles, una casa que acoge a niños discapacitados, y está bajo el cuidado de la iglesia de Nuestra Señora de la Merced en la provincia de Nonthaburi. Al cabo de algún tiempo, y por simple curiosidad, fui a visitar a un grupo de catecúmenos".