Un grupo contra la eutanasia en el Reino Unido pide mantener las leyes contra el suicidio asistido, frente al pedido de la familia de una anciana, acusada de asesinar a su esposo, para que las leyes se relajen.
"Es triste ver que este caso se utiliza para tratar de justificar una campaña que rompe las protecciones universales, tratando de manera diferente a las personas con enfermedades terminales, discapacidad o que tienen condiciones crónicas", comentó el jefe ejecutivo de Care Not Killing, Dr. Gordon Macdonald.
"Sabemos por el puñado de lugares que han hecho un cambio tan grande, que las personas vulnerables a menudo se sienten presionadas para terminar sus vidas prematuramente", señaló.
Otros países como Bélgica, Países Bajos y Canadá han legalizado el suicidio asistido, y Macdonald señala que los efectos negativos de estas decisiones legales ya se están demostrando.
En Canadá, comentó, que solo cambió la ley en 2016, las mejoras a la medicina paliativa no se han materializado, los tribunales han extendido el suicidio asistido a aquellos con afecciones crónicas que no son terminales, y a algunos pacientes se les niega la atención médica y en su lugar se les ofrecen medicamentos letales.
También recordó el caso de la belga Godelieva De Troyer, que estaba físicamente sana pero sufría de depresión durante la mayor parte de su vida, y el Estado belga le dio la eutanasia en 2012 "sin consultar ni a su hijo, ni al psiquiatra que la había atendido por más de 20 años".