MADRID,
El Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, habló en su carta semanal sobre la parábola evangélica de este domingo, en la que reflexionó sobre "sentirnos reflejados" en la actitud del fariseo que subió al templo.
"Cuántas veces delante de Dios le pasamos factura por el bien que hemos hecho. Pensamos que Dios nos tendría que tratar de otra manera, tendría que pagarnos los servicios prestados, porque le hemos servido, hemos cumplidos sus mandamientos, nos hemos portado bien con Él", dijo.
Según explicó el Prelado, "pensamos tantas veces que el otro no se merece tanto bien como le acontece en la vida. Miramos de reojo al que ha tenido un traspié, nos consideramos más que él. Delante de Dios nos sentimos buenos y nos llenamos de orgullo. Esa oración no sirve más que para aumentar nuestro ego, y de ella salimos peor de lo que hemos entrado".
Sin embargo, puso como ejemplo la oración del publicano que fue a Dios "con el alma humillada", "consciente de su pecado, se da cuenta de que no tiene remedio por sí mismo. Que se ha propuesto tantas veces ser bueno y otras tantas le ha traicionado su debilidad".
Pero es ante Dios, continuó, donde "le brota espontánea la humildad de reconocer lo que es, un pecador. No se compara con nadie, porque a los demás los juzga mejores que él. No por ello se siente deprimido, porque confía en el Señor y por eso acude a él, diciendo: ¡Señor ten piedad!" y asegura que también podemos sentirnos identificados con este tipo de oración.
En ese sentido, precisó también que Jesús dijo esta parábola por "algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás".