El Obispo de Ciudad Quesada (Costa Rica), Mons. José Manuel Garita, señaló que el embrión humano "no es una cosa", sino una persona en formación dentro del vientre materno y por ello advirtió que no reconocerle su derecho a la vida "es una terrible arbitrariedad".
En su última columna Fermento, el Prelado recordó a los fieles que "el Evangelio de la vida está en el centro del mensaje de Jesús" y que "acogido con amor cada día por la Iglesia, es anunciado con intrépida fidelidad como buena noticia a los hombres de todas las épocas y culturas".
En ese sentido, "como exponía San Juan Pablo II, ante la centralidad de la misión de la Iglesia en la defensa de la vida", es necesario "que nos formemos para dar razón de nuestra fe".
En su columna, el Obispo explicó a los costarricenses que "en cuanto al inicio de la vida humana, se considera la concepción como el comienzo de la misma, el principio de un nuevo ser. Mediante la concepción, aquel que no era ya es. La vida individual de una nueva criatura humana surge de los dos elementos que la constituyen".
"El óvulo y el espermatozoide contribuyen a la preparación de esta nueva vida, sin que se dé ningún momento intermedio; por esto, hablar de 'óvulo fecundado' puede dar la impresión de que la concepción se trata sólo de un cambio en el estado del óvulo, de no fecundado a fecundado, cuando en realidad con el cigoto inicia la existencia de un nuevo ser humano irrepetible".
En ese sentido, señaló que "hoy sabemos que el cigoto y el embrión se desarrollan no sólo en dirección del individuo humano, sino que se desarrollan desde su inicio como individuo humano".