VATICANO,
Mons. Sigitas Tamkevicius, Arzobispo de Kaunas, Lituania, es uno de los nuevos Cardenales que se crearán en el consistorio de este sábado 5 de octubre. Su juventud estuvo marcada por los 10 años que pasó en un campo de trabajos forzados de la KGB en Siberia durante el período soviético. Entonces era un joven sacerdote jesuita que no estaba dispuesto a callar ante las injusticias del comunismo.
En declaraciones recogidas por EWTN y ACI Prensa, Mons. Tamkevicius explicó que obtenía las fuerzas para superar la prisión de la oración y de la Misa, que celebraba con mucha frecuencia a escondidas.
"Durante mis años de prisión el apoyo central para mí fue mi fe, que mantuve viva rezando mucho. Sólo podía celebrar la Misa a escondidas. Celebrara la Eucaristía con asiduidad y era para mí una fuerza enorme en prisión".
Para conseguir el pan y el vino recurría a los "tickets" de comida que les daban. "En este ticket entraba tanto el pan, que podía pedirlo ácimo, como la uva seca. Con esa uva seca yo hacía el vino".
La fuerza que le daba la Eucaristía era tan grande que llamaba la atención de los otros prisioneros. "Me decían: 'Para ti es más fácil porque tienes fe, porque puedes decir Misa y eso te hace más fuerte que nosotros'".
En sus declaraciones, insistió en lo inesperado de este nombramiento. "Cuando servía como sacerdote en los años soviéticos yo ya sabía y me esperaba que me podían llevar a prisión. En cambio, ahora, no me esperaba esta noticia que ha llegado de esta manera tan repentina".