Columbia Británica,
Tras la muerte del canadiense Alan Nichols por "eutanasia voluntaria" en un hospital de la provincia de Columbia Británica en julio del 2019, su familia cuestionó la imprecisión de los requisitos para llevar a cabo esta práctica, que incluyen tener "una afección médica grave e irremediable".
Los familiares dudan que Nichols haya brindado su consentimiento informado para la aplicación de su eutanasia y sostienen que su muerte natural no era razonablemente previsible.
Según un artículo del 24 de septiembre en CTV News basado en los reportes de la familia y un vecino de Nichols, este último fue ingresado en el Hospital General Chilliwack, a unos 96.6 kilómetros al este de Vancouver, después de que lo encontraron en su casa en malas condiciones físicas a mediados de junio.
El 26 de julio de 2019, Nichols, que tenía 61 años, fue sacrificado en el hospital por personal médico que le administró tres inyecciones.
"No tenía una enfermedad potencialmente mortal. Era capaz de moverse. Era capaz de hacer casi cualquier cosa que tuvieras que hacer para sobrevivir", dijo su hermano Gary a CTV News.
Nichols había recibido cirugía cerebral a los 12 años, perdió la audición y tenía un implante coclear. Desarrolló depresión y tomó medicamentos para tratarla. Pero después de la muerte de su padre en 2004, fue inconsistente y dejó de tomar los antidepresivos.