LA BELLEZA AMAZÓNICA Y UNA ANTROPOLOGÍA IDEALISTA
Una observación importante: el Instrumentum laboris pareciera pensar que toda la población amazónica es indígena, originaria. No es cierto, al menos en Venezuela. En nuestra región amazónica en las diócesis ya establecidas, -no en los vicariatos -, hay mayoría de criollos, venezolanos de raza blanca o mixta y afrovenezolanos que no tienen esa cultura indígena. No toda la población amazónica es originaria o indígena.
Otro de los aspectos que llama la atención en el texto es la visión optimista y laudatoria, casi utópica, con que es presentada la población indígena de la Amazonía en la primera parte del texto. Esta, el territorio, es presentada casi como una especie de paraíso terrenal, de belleza sin límites (I.L. 22) "llena de vida y sabiduría" (I.L5), donde los pueblos amazónicos – especialmente los indígenas, buscan "el buen vivir", que es vivir en armonía consigo mismo, la naturaleza, los seres humanos y el ser supremo (CfrI. L. 11). También se habla de la naturaleza en una redacción extraña a la visión cristiana como un todo en el cual están asumidos los seres humanos, y como "Madre Tierra" (en mayúsculas) casi como de una persona (Cfr I. L 44).
Por otra parte, el texto alaba la sabiduría ancestral de los pueblos amazónicos manifestada en el cuidado de la tierra, el agua y los bosques… Y plantea que los nuevos caminos de evangelización se construyan en diálogo con ella, en la cual se manifiestan las semillas del Verbo (I.L. 29). "La diversidad original que ofrece la región amazónica –biológica, religiosa y cultural– evoca un nuevo Pentecostés." (I.L.30) ¿Por qué esa diversidad original evocaría un nuevo Pentecostés? Habría que estudiar a fondo qué significa esa frase, a primera vista confusa y exagerada.
Algo romántica es también la descripción del pueblo amazónico originario –los indígenas - como seres excepcionales, que viven en armonía con la naturaleza y el ser supremo, y que personificarían un utópico "buen salvaje", virtuoso, amable, ingenuo y confiado. Este poseería una sabiduría en la que se encontrarían las semillas del Verbo. Es una visión antropológica muy optimista, que ignora las deficiencias de las culturas indígenas, que omite sus limitaciones y fallas, y que es distinta y lejana de la muy realista antropología católica, de la visión bíblica y cristiana del hombre, sin duda imagen de Dios, pero golpeado por el pecado y en necesidad de redención. ¿Será por eso que se habla poco de la necesidad de salvación y redención, y se habla poco de fortalecer intensamente la acción pastoral y abiertamente evangelizadora de la Iglesia en Amazonas, como si Cristo no fuera necesario, y bastara la utópica armonía natural?
¿NUEVA REVELACIÓN?
Se habla también de los clamores de justicia del territorio de la Amazonía y se presenta esta región, casi personalizada…, como un locus theologicus, un lugar teológico, donde se vive la fe y el cual sería una fuente nueva de revelación de Dios (Cfr I.L.18 y 19). Aquí encontramos un punto problemático, de seria discusión, pues se atribuye a un territorio particular y a la lucha por la justicia, la categoría de nueva fuente de revelación. ¿O fuente de una nueva revelación?
Tengamos en cuenta que la palabra revelación en el magisterio eclesiástico y en teología en general, es muy concreta y específica y significa la comunicación, desvelamiento, manifestación que Dios ha hecho de sí mismo a la humanidad a través de Jesucristo. Eso está muy claro en el documento Dei Verbum, sobre la divina revelación, del Concilio Vaticano II (DV. 2). Sabemos que la revelación plena ya ha tenido lugar en Jesucristo, y no se puede utilizar en un documento oficial un lenguaje ambiguo que oscurezca esa realidad teológica y doctrinal. Lo menos que se puede decir es que es un lenguaje inapropiado e impreciso, que debe siempre evitarse en un texto oficial. Se podría hablar simplemente de manifestación de Dios. Una de las debilidades del texto es precisamente un lenguaje difuso, equívoco, impreciso. Será necesario utilizar en el Sínodo mayor rigor conceptual, teológico y doctrinal.
DIÁLOGO Y EVANGELIZACIÓN
En los párrafos finales de la primera parte el Instrumentum laboris aborda el tema del diálogo y la evangelización. Sin duda es muy acertada la afirmación de la necesidad del diálogo para evangelizar. Nuestro Señor Jesucristo dialogó con la samaritana. Y así debemos hacer nosotros hoy (Cfr. I.L.37). Pero el documento hace afirmaciones a primera vista románticas o excesivas. Se presenta la Amazonía como un paradigma para el pacto social del diálogo (I.L. 37); se afirma que son los pueblos de la Amazonía, especialmente los pobres, los originarios y culturalmente diferentes, los principales interlocutores y protagonistas del diálogo. Eso podría aceptarse, si no se considera de carácter excluyente.
Pero: ¿un diálogo sin propuesta de conversión, sin invitación a acoger a Jesús como el único salvador, como el redentor del ser humano herido por el pecado? ¿Por qué no se dice expresamente? Pareciera estar ausente del texto el entusiasmo o una mayor conciencia de la necesidad de que la Iglesia realice allí una acción más intensamente evangelizadora, precisamente, algo vital para la Iglesia en todas partes. Esto debería estar en el centro, en el corazón del texto y luego del Sínodo: la revitalización de la Iglesia en la Amazonía. Pareciera estar ausente o está muy débilmente expresada la urgencia de llevar a cabo la misión evangelizadora de la Iglesia. Por el contrario, es preciso acoger lo que sobre la evangelización dice el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, 14:
"La evangelización está esencialmente conectada con la proclamación del Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado…Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría".
Cierto que se habla de nuevos caminos, pero esos caminos parecerían sobre todo consistir según el I.L en un diálogo con sabidurías ancestrales y en una defensa firme de la ecología y de las poblaciones originarias. Eso no basta. No se insiste en el anuncio más explícito del kerygma, y en una acción más abiertamente evangelizadora, santificadora y pastoral de implantación y crecimiento de la Iglesia en toda la Amazonía y no solamente para las poblaciones originarias. Este desbalance es una gran debilidad del texto que esperamos los padres sinodales superarán en sus deliberaciones.
Abundaremos sobre esto en un próximo artículo.
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