Segunda cosa, la comunicación debe ser siempre humana, totalmente humana. Y al decir humana la identifico como constructiva, es decir que haga crecer al otro. Una comunicación no puede ser usada como instrumento de guerra porque es antihumano, destruye, ¿no es cierto?
Ahí le pasé un artículo que encontré acá en una revista al Padre Rueda sobre los proyectiles venenosos de la lengua, gotitas de arsénico. Es decir, constructiva, humana, que siempre construya a la humanidad, al servicio de la construcción y no de la destrucción.
¿Cuándo la comunicación está al servicio de la destrucción? Cuando defiende, por ejemplo, proyectos no humanos. Pensemos en la propaganda de las dictaduras del siglo pasado. Eran grandes dictaduras que se comunicaban bien. Nosotros en Argentina decíamos: te venden un buzón, te venden el correo central, pero bien montada. No son humanas, fomentan la guerra, fomentan la división, son para la destrucción. Yo no sé técnicamente qué decirte porque no soy apto en la materia pero por eso se me ocurrió subrayar valores que la comunicación, sea del modo que sea, sea aquella de radio que escuchaba de chico o la que vendrá que no sé cuál será, tiene que mantenerse siempre, que son coherencias.
Cristina Cabrejas, de EFE: Uno de los temas de este viaje ha sido la protección del ambiente natural. Usted ha hablado en todos sus discursos, también con los jóvenes, sobre la protección de los árboles, de los incendios de la deforestación. Lo mismo está sucediendo en este momento en la Amazonía. ¿Cree usted que los gobiernos de estas áreas amazónicas están haciendo de todo, como los de aquí en África, para proteger este pulmón del mundo?
Papa Francisco: Gracias. Vuelvo a África. Esto lo he dicho en otro viaje. Hay en el inconsciente colectivo un pensamiento: "África es explotada". Es una cosa inconsciente, nosotros no pensamos "Europa es explotada", no por favor. No, África es explotada. Tenemos que liberar a la humanidad de este inconsciente colectivo. El punto más fuerte de esta explotación, no solo en África sino en todo el mundo, es el ambiente natural. El medio ambiente que… la deforestación, la destrucción de la biodiversidad.
Hace un par de meses recibí a los capellanes del mar . En la audiencia había siete muchachos pescadores que pescaban en una barca que no era más grande que este avión. Pescaban con medios mecánicos como ahora, un poco aventureros. Y me dijeron esto: "Desde hace algunos meses hasta hoy hemos pescado seis toneladas de plástico". En el Vaticano hemos prohibido el plástico. Estamos en este trabajo. Seis toneladas de plástico, pero esto es una realidad, solo en los mares. El plástico en los mares está en la intención de oración de este mes del Papa para la protección de los océanos que nos dan también el oxígeno que respiramos.
Luego hay grandes pulmones de la humanidad. Uno en Centroáfrica, uno en Brasil en toda la zona panamazónica y luego, y luego hay uno que no recuerdo bien. Son pequeños pulmones del mismo tipo. Defender la ecología, la biodiversidad que es nuestra vida, defender el oxígeno. A mí me ilusiona esa lucha grande que es por la biodiversidad. La defensa del medio ambiente la llevan adelante los jóvenes que tienen una gran consciencia porque dicen: "El futuro es nuestro. Ustedes con lo suyo hagan lo que quieran, pero no con lo nuestro". Comencemos a meditar un poco en esto.
Creo que haber llegado al acuerdo de París ha sido un buen paso adelante. Luego de lo Katowice también fue bueno. Son encuentros que ayudan a tomar consciencia. El año pasado, en el verano, cuando vi esa embarcación que navegaba en el Polo Norte como si nada he sentido angustia. Y poco tiempo después, hace algunos meses, hemos visto todos la fotografía del acto fúnebre que hicieron creo que en Groenlandia, donde había un glaciar que ya no estaba más. Han hecho un acto fúnebre simbólico para atraer la atención.
Ahora esto va de prisa. Debemos tomar conciencia comenzando por las cosas pequeñas, conciencias pequeñas. Su pregunta: "¿Los gobiernos están haciendo de todo?" Algunos más, algunos menos. Es cierto que… Hay una palabra que debo decirla, que está en la base de la explotación ambiental… Me conmovió un artículo del (diario italiano) Il Messaggero del 10, el día que hemos partido, en el que Franca no escatimó palabras, ha hablado de maniobras destructivas, de rapacidad. Pero esto no solo en África, también en nuestras ciudades y civilizaciones.
Y la palabra mala, mala es corrupción. Necesito hacer esto, pero para hacerlo debo deforestar eso, eso otro y lo otro. Necesito el permiso del gobierno o de los gobiernos, provinciales, nacionales. Así que voy con el responsable y la pregunta. Repito literalmente lo que me dijo un emprendedor español. La pregunta que escuchamos cuando queremos que nos aprueben un proyecto es: "¿Y cuánto para mí?" con desfachatez. Esto sucede en África, en América Latina, también en Europa, en todos lados.
Cuando se asume la responsabilidad socio-política, como una ganancia personal, se explotan los valores, se explota la naturaleza, se explota a mucha gente. Pensemos en África que es explotada, pero pensemos en los muchos operarios explotados en nuestras sociedades.
La explotación de jornaleros no la inventaron los africanos. Los tenemos en Europa: la empleada pagada con un tercio de lo que se debe no la inventaron los africanos. Las mujeres engañadas y explotadas para dedicarse a la prostitución en el centro de nuestras ciudades no la inventaron los africanos, también fue por nosotros, todos, incluso por nosotros está la explotación no solo ambiental sino también humana. Y esto es por la corrupción. Cuando la corrupción entra en el corazón, preparémonos porque viene de todo.
Jason Horowitz, The New York Times: Buenos días Santo Padre. En el vuelo a Maputo usted ha reconocido estar bajo ataque de un sector de la Iglesia estadounidense. Obviamente hay fuertes críticas en la prensa, los sitios web y la televisión; e incluso algunos aliados de los más cercanos han hablado de un complot contra usted. ¿Hay alguna cosa que estos críticos no comprendan de su pontificado o hay alguna cosa que usted haya aprendido de estas críticas de Estados Unidos? Otra cosa, ¿usted teme un cisma en la Iglesia americana y si hay algo que usted podría hacer como un diálogo para ayudar al pontificado?
Papa Francisco: Primero que nada las críticas siempre ayudan, siempre. Cuando uno recibe una crítica rápidamente se debe hacer autocrítica y decir esto es cierto, esto no, o ver hasta qué punto. Yo siempre en las críticas veo ventajas. A veces enojan, pero sí hay ventajas.
Luego, en el viaje de ida a Maputo vino uno de ustedes. ¿Fuiste tú quien me dio el libro? Uno de ustedes me dio ese libro en francés. Si, tú, en francés, la Iglesia estadounidense ataca al Papa, los americanos. No, el Papa bajo el ataque de los americanos. Ah no, "Cómo los americanos quieren cambiar al Papa". Ese es el libro del que me dieron un ejemplar. Yo sabía del libro pero no lo he leído.
Las críticas no son solo de los estadounidenses, son un poco de todos lados, también de la curia. Al menos quienes las dicen tienen la ventaja de la honestidad de decirlo y me gusta esto. No me gusta cuando las críticas van debajo de la mesa, te sonríen y te muestran los dientes y luego te dan una puñalada por detrás. Esto no es leal, no es humano.
La crítica es un elemento de construcción y si tu crítica no es certera prepárate a recibir la respuesta y a dialogar, a una discusión y llegar a un punto justo: esta es la dinámica de la verdadera crítica. En cambio, la crítica de las gotas de arsénico de las que hablaba este artículo que le di al Padre Rueda es un poco tirar la piedra y esconder la mano. Esto no sirve, esto no ayuda. Ayude a los pequeños grupitos cerrados que no quieren escuchar la respuesta a la crítica. Una crítica que no quiere escuchar la respuesta y lanza la piedra y esconder la mano. En cambio, una crítica leal: pienso esto, esto y esto, abierta a la respuesta, es algo que construye y ayuda. Ante el caso del Papa: "Pero esto no me gusta del Papa". Hago la crítica y espero la respuesta, voy con él y hablo y escribo un artículo y le pido responder. Esto es leal, esto es amar a la Iglesia. Hacer una crítica sin querer escuchar la respuesta y sin dialogar y no querer a la Iglesia es ir hacia atrás con una idea fija: cambiar de Papa, cambiar el estilo o hacer un cisma. ¿Esto es claro, no? Siempre una crítica leal es bien recibida, al menos por mí.
Segundo, el problema del cisma. En la Iglesia hubo muchos cismas. Luego del (Concilio) Vaticano I, tras la última votación sobre la infalibilidad (papal), un buen grupo se fue, se alejó de la Iglesia y fundó a los vetero-católicos para ser honestos a la tradición de la Iglesia. Luego encontraron un desarrollo diferente y ahora ordenan mujeres, pero en ese momento eran rígidos, iban tras una ortodoxia que les hacía pensar que el Concilio se había equivocado. Otro grupo se fue sin votar, calladito sin querer votar.
El Vaticano II ha creado estas cosas. Tal vez el alejamiento más conocido es el de Lefebvre. Siempre está la opción cismática en la Iglesia. Es una de las opciones que el Señor deja siempre a la libertad humana.
No le tengo miedo a los cismas. Rezo para que no haya porque está de por medio la salud espiritual de mucha gente, rezo para que haya diálogo, corrección cuando hay una equivocación; pero el camino del cisma no es cristiano. Pero si pensamos en el inicio de la Iglesia, cómo ha comenzado la Iglesia con tantos cismas, uno tras otro, basta leer la historia de la Iglesia con los arrianos, los gnósticos, los monofisistas, todos estos.
Recuerdo una anécdota que ya he contado algunas veces pero no sé si aquí: ha sido el pueblo de Dios el que ha salvado de los cismas. Los cismáticos siempre tienen una cosa en común: se alejan del pueblo, de la fe del pueblo, de la fe del pueblo de Dios. Cuando en el Concilio de Éfeso estaba la discusión sobre la maternidad divina de María, el pueblo, y esto es histórico, estaba a la entrada de la Catedral y cuando los obispos entraban para hacer el Concilio, estaban con los bastones y los hacían ver los bastones mientras gritaban: "Madre de Dios, madre de Dios", como diciendo que si no hacían esto que vieran lo que les esperaba. El pueblo de Dios siempre ajusta y ayuda.
Un cisma es siempre un estado exquisito, de la ideología alejada de la doctrina, una ideología tal vez justa pero que entra en la doctrina y la aleja, y se convierte en doctrina entre comillas, pero por un tiempo. Por esto rezo para que no haya cismas pero no les tengo miedo.
Para ayudar, pero esto que estoy diciendo ahora. No tengan miedo yo respondo a las críticas, todo esto lo hago. Tal vez si alguno piensa algo que debo haceer lo haré para ayudar, pero este es uno de los resultados del Vaticano II. No de este Papa o de otro Papa o de otro. Por ejemplo, las cosas sociales que digo son las mismas que ha dicho Juan Pablo II, yo las copio de él. "Pero el Papa es muy comunista, ¿eh?". Entran las ideologías en la doctrina y cuando la doctrina resbala con la ideología existe la posibilidad de un cisma.
Y también está la ideología conductual…. es decir un conductismo como la primacía de una moral ascética, sobre la moral del pueblo de Dios en el que también los pastores deben conducir a la grey entre la gracia y el pecado. Esta es la moral evangélica. En cambio la moral de la ideología, por llamarla de alguna forma, te lleve a la rigidez y hoy tenemos muchas, muchas escuelas de rigidez dentro de la Iglesia, que no son cisma, pero que con caminos cristianos pseudo-cismáticos que al final terminarán mal.
Cuando vean cristianos, obispos, sacerdotes rígidos detrás de eso hay problemas. No es la sanidad del Evangelio y por eso debemos ser suaves, suaves con las personas que son tentadas por estos ataques, por estas cosas, porque están pasando por un problema y debemos acompañarlas con suavidad. Gracias.
Aura Miguel, Radio Renacencia
Papa Francisco: ¿Cómo he hablado portugués?
Aura: Muy bien. Se entendía muy bien. Vuelvo a Mozambique solo para preguntar esto. Sabemos que a usted no le gusta visitar países durante las campañas electorales, pero lo ha hecho en Mozambique a un mes de las elecciones, siendo justamente el presidente que lo ha invitado uno de los candidatos.
Papa Francisco: No fue un error, no fue un error. Fue una opción tomada deliberadamente porque la campaña electoral que comienza en estos días pasaba a un segundo plano ante el proceso de paz. Lo importante era visitar para ayudar a consolidar el proceso de paz. Y esto es más importante que una campaña que aún no había comenzado. Comenzaba en los últimos días, al final de mi visita.
Luego pude saludar a los adversarios políticos para subrayar que lo importante era no mostrarme a favor de este presidente, que no conozco y no sé qué piensa, ni sé tampoco cómo piensan los otros.
Para mí era más importante subrayar la unidad del país, pero esto que usted ha dicho es cierto: debemos alejarnos un poco de las campañas electorales de los países.
Muchas gracias a ustedes y su trabajo. Reconozco todo lo que hacen. Recen por mí que yo lo hago por ustedes. ¡Buen almuerzo!
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