Es un modo habitual de proceder del demonio. Jesús lo dice. Cuando el demonio libera un alma, se va; luego, después de un poco de tiempo, quiere volver, y ve aquella alma, así bella, así tan bien arreglada, tanto bella, y quiere entrar. Y Jesús ¿qué nos dice? Aquel diablo va, y busca otros siete peores que él y vuelve con aquellos siete, y quieren entrar en esa casa arreglada. Pero no puedo entrar haciendo ruido, como si fueran ladrones, deben entrar educadamente. Y así, los diablos 'educados' suenan la campana: 'Quisiera entrar…, busco esta ayuda, busco esta otro, esto otro…' Y lo hacen entrar. Son diablos educados, entran en casa, te reordenan y después, dice Jesús, el final de aquel hombre o de aquella mujer es peor del inicio. ¿Pero no te diste cuenta que era un mal espíritu? 'No, era muy educado, ¡era bueno! Y ahora, no, yol me voy a casa porque no puedo tolerar esto…' Es demasiado tarde, tú lo dejaste entrar demasiado dentro al corazón. ¿No te diste cuenta, no hablaste con la priora, no has hablado con el capítulo, con alguna hermana de la comunidad?
El tentador no quiere ser descubierto, por eso viene disfrazado de persona noble, educada, a veces de padre espiritual, a veces… Por favor, hermana, cuando tú sientas algo extraño, ¡habla inmediatamente!, ¡habla inmediatamente! Dilo.
Si Eva hubiera hablado a tiempo, si hubiera ido al Señor a decirle: 'Esta serpiente me dice estas cosas ¿tú qué piensas? ¡Si hubiera hablado a tiempo! Pero Eva no habló, y viene el desastre.
Este consejo les doy: hablen inmediatamente, hablen a tiempo, cuando hay algo que les quita la tranquilidad, no digo la paz, sino todavía antes, la tranquilidad, después la paz.
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Esta es la ayuda, esta es la defensa que ustedes tienen en comunidad: una ayuda la otra para hacer un frente unido, para defender la santidad, para defender la gloria de Dios, para defender el amor, para defender el monasterio. 'Pero nosotros nos defendemos bien de la mundanidad espiritual, nos defendemos bien del diablo, porque tenemos una doble reja, y en medio también una tienda'. La doble reja y la tienda no son suficientes. ¡Podrían tener cien tiendas!
Se requiere caridad, la oración. La caridad de pedir consejo a tiempo, de escuchar a las hermanas, de escuchar a la priora. Y la oración con el Señor, la oración: '¿Señor es verdad esto que estoy sintiendo, esto que me dice la serpiente, es verdad?'
Esta joven Teresa, apenas sentía algo adentro hablaba con la priora…, Pero cómo hago para ir delante a la priora si ella, cada vez que me ve, me hace ver los dientes'. Sí, pero la priora es Jesús. 'Pero, padre, la priora no es buena, es mala'. Deja que lo diga el Señor, para ti es Jesús la priora. 'Pero la priora es un poco anciana, no le funcionan bien las cosas…' Deja que decida el capítulo; tú, si quieres decir esto, lo dices en capítulo, pero tú vas a la priora, porque es Jesús.
¡Siempre la transparencia del corazón! Hablando siempre se vence. Y esta Teresa, que sabía que le era antipática a la priora, iba hacia ella. Es verdad, se necesita reconocer que ¡o todas las prioras son el premio Nobel de la simpatía! Pero son Jesús. El camino de la obediencia es el que te somete al amor, nos hace sujetos al amor.
Después, esta Teresa se enfermó. Se enfermó y, poco a poco, le parecía que había perdido la fe. Esta pobre, que en su vida había sabido apartar a los diablos 'educados', a la hora de la muerte no sabía cómo hacer con el demonio que la rodeaba. Decía: 'Lo veo: ronda, ronda…' Es la obscuridad de los últimos días, de los últimos meses de vida.
Para la tentación, para la lucha espiritual, el ejercicio de la caridad no va en jubilación: hasta el final deberás luchar. Hasta el final. También en la obscuridad…