De acuerdo con el Prelado, el joven estaba muy alejado de la fe y de cualquier experiencia cristiana antes de conocer los primeros síntomas de su enfermedad.
Cortesía: Oficina de Prensa-Diócesis de Garzón
Sin embargo, esta luego se manifestó. El Obispo dijo que fue el proceso y la superación de su enfermedad en aquel momento lo que lo condujo a "buscar una cercanía con Dios y la Iglesia".
"Comenzó a frecuentar y participar en las celebraciones litúrgicas que se daban en su vereda y lentamente comenzó a experimentar, lo que él ha reconocido como, 'un llamado muy fuerte del Señor, manifestado de múltiples maneras' al ministerio sacerdotal en la Iglesia", comenta Mons. Duque.
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No obstante, Peña siempre se resistía a reconocer el llamado del Señor. "Siempre se resistió, y no manifestaba mucho interés por dar respuesta a sus inquietudes, ignorando lo que él consideraba acontecimientos precisos, en los que hoy reconoce al Señor que lo llamaba", aseveró.
Es así que desde hace cinco años decidió acercarse a la pastoral vocacional de la Diócesis de Garzón. En ese entonces "los certificados indicaban que no había huella dejada por la enfermedad".
Cortesía: Oficina de Prensa-Diócesis de Garzón
Durante estos años recibió el acompañamiento que necesitaba para discernir su camino, mostrando "signos de crecimiento en la fe".
"A lo largo de estos cinco años de seminario, el joven Diego Omar ha presentado signos de crecimiento en la fe, y desde hace año y medio, cuando reapareció la enfermedad, se ha distinguido por enfrentar este momento tan difícil desde una profunda unión de su sufrimiento con la pasión de Cristo y haciendo palpable una serenidad envidiable frente a la realidad de la muerte", afirmó el Obispo.
Debido a estos signos de madurez, Mons. Duque lo consideró apto para ser ordenado diácono y posteriormente sacerdote, por lo que realizó la consulta a la Santa Sede.