"El que me impidan acceder a determinados métodos o mecanismo que pueden producir un resultado que yo quiero, afectaría sin duda la libertad personal", concluyó.
Giuliana Caccia, directora de FAM y magíster en Matrimonio y Familia por la Universidad de Navarra (España), dijo a ACI Prensa que para analizar este tema, primero debe diferenciase lo que es "ser" y lo que es "hacer".
"La homosexualidad, como se ha definido por distintos ámbitos de la psicología y la psiquiatría, es una conducta, y como cualquier conducta uno puede optar por hacerla o no hacerla", indicó. En ese sentido, añadió que "una persona puede no estar contenta con algún tipo de conducta que tiene en su vida (…) y tiene absolutamente todo el derecho y libertad de buscar ayuda para no hacerlo".
Caccia señaló que este ámbito pertenece al ámbito personal y familiar y por tanto no entra en las competencias de la Defensoría del Pueblo, institución que tiene un sesgo ideológico.
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La directora de FAM se preguntó cómo el Estado podría "fiscalizar" el tipo de terapia a la que una persona decide acudir, debido a que existe un ámbito de confidencialidad que rige el ejercicio profesional.
"Absolutamente nadie puede intervenir en el ámbito privado en el cual yo le pago a un profesional para hablarle", dijo. Indicó que la única forma en que eso podría funcionar es "mediante activistas o personas que quieran meterse en la vida privada" y denuncien "que alguien está llevando este tipo de terapia".
"Hay varios casos en Estados Unidos y Europa en los que, inclusive, el terapista ha sido denunciado y multado con grandes sumas de dinero o le han quitado su licencia para ejercer su profesión porque a alguien no le gusta que otra persona acuda, en un ámbito de libertad y privacidad, a llevar una terapia como le da la gana, de lo que sea", denunció la entrevistada.
La directora de FAM sostiene que lo mostrado por la Defensoría del Pueblo muestra una "intención de activismo y de querer criminalizar a las personas que piensan distinto, a judicializarlas, quitarles la posibilidad de ejercer su profesión".
"Todo aquel que piensa distinto al activista LGTBI" podría llegar a ser "sacado, arrimado, arrinconado", denunció.
Caccia indicó que todo ejercicio profesional debe ser regulado, pero lamentó que la Defensoría del Pueblo califique a todas las terapias de reconversión como "no profesionales" o que representan una "tortura".