MADRID,
El pasado 6 de agosto se cumplieron cinco años de la ocupación de la Llanura de Nínive en Irak por parte del Estado Islámico, y que duraría cerca de tres años. En esa zona la gran mayoría de la población era cristiana, pero gran parte de los 125 mil cristianos que habitaban las principales ciudades se vieron obligados a huir. Muchos encontraron refugio en Erbil, la capital del Kurdistán iraquí.
Desde entonces el Arzobispo caldeo de Erbil, Mons. Bashar Warda, ha sido uno de los pilares para que estos desplazados reciban ayuda. Luego de fuertes combates, el ejército iraquí, apoyado por una coalición internacional y fuerzas kurdas, liberó Mosul, la principal ciudad de la zona, en julio de 2017. Actualmente unos 40 mil cristianos han vuelto a la llanura de Nínive, también hay quienes han decidido permanecer en Erbil y otros muchos han emigrado al extranjero.
Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) trabaja de cerca con la iglesia local en la reconstrucción de las ciudades cristianas de la Llanura de Nínive. Cinco años después de que el ISIS barriera la región, el Arzobispo Warda explicó en una entrevista concedida a ACN que el pueblo cristiano iraquí ha sufrido siempre "con paciencia y fe la persecución durante 1.400 años".
Mons. Warda recordó que "el ataque del ISIS condujo al desplazamiento de más de 125 mil cristianos de sus raíces y nos dejó, en una sola noche, sin cobijo ni refugio, sin trabajo ni propiedades. Sin iglesias ni monasterios, sin la capacidad de participar en ninguna de las cosas de la vida que nos daban dignidad".
"Nuestros torturadores nos quitaron el presente mientras que intentaban eliminar también nuestra historia y destruir nuestro futuro. Fue una situación excepcional, pero no única. Es parte del ciclo recurrente de violencia que se ha dado en Oriente Medio durante más de 1.400 años", precisó el Arzobispo caldeo.
También afirmó que el cristianismo en Irak, "una de las Iglesias más antiguas está en serio peligro de extinción. Antes de 2003, éramos más de medio millón, el 6% de la población. Hoy tal vez quedan como mucho unos 250 mil de nosotros, quizás menos. Quienes permanecen deben estar preparados para afrontar el martirio".