"Este movimiento aparece ahora como búsqueda de cambiar el paradigma de la moral. Se quiere desechar la moral objetiva, que afirma la verdad sobre el bien al que el hombre está llamado, siguiendo Veritatis Splendor. Y se pretende abrir un proceso de revisión de toda la moral sexual desde el subjetivismo, comenzando por Humanae Vitae", advirtió.
"Ya como Papa Benedicto XVI, Ratzinger dirigió una carta a Mons. Melina precisamente en el 40 aniversario de Humanae Vitae, para reafirmar la enseñanza de la Encíclica. Allí relaciona la enseñanza de Pablo VI con el don de sí total que se hacen entre sí los esposos. Solo un amor fecundo y abierto a la transmisión de la vida es un amor total, donde los esposos se hacen mutuamente el don de poder ser padres o madres".
El profesor del Pontificio Instituto Juan Pablo II recordó luego que "mientras Mons. Melina era Presidente, Benedicto recibió varias veces en audiencia al Instituto. La primera de ellas, en el XXV aniversario de la fundación".
"En su discurso, el Papa señala dos rasgos claves de la misión del Instituto: primero, enseñar cómo el matrimonio y la familia pertenecen al núcleo de la verdad sobre el hombre y su destino. Y, segundo, mostrar que la revelación de Cristo asume e ilumina la profundidad de la experiencia humana. El número enorme de familias que, habiendo estudiado en el Instituto, acudió a esta audiencia, era muestra de una gran fecundidad pastoral en la enseñanza del Juan Pablo II".
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Otra audiencia importante de Benedicto XVI al Pontificio Instituto Juan Pablo II, señaló, fue la del 5 de abril de 2008, en el marco de un congreso titulado "Aceite en las heridas", sobre las personas dañadas por la experiencia del divorcio y del aborto.
"Se muestra así que es falsa la idea de un Instituto Juan Pablo II preocupado solo por una doctrina rígida e insensible a los problemas concretos de las familias. El Papa elogia la imagen del Buen Samaritano usada en el congreso para iluminar el dolor de muchos hombres de hoy que se encuentran heridos y desnudos al borde del camino. Benedicto invita al Instituto a seguir ahondando en su misión de llevar la misericordia de Jesús a los hombres, enseñándoles los caminos hacia el amor verdadero", dijo.
Finalmente, el P. Pérez-Soba recordó el discurso con ocasión del XXX aniversario del Pontificio Instituto Juan Pablo II, realizado el 13 de mayo de 2011. "Lo dedicó Benedicto a la teología del cuerpo, que el Instituto recibió de Juan Pablo II como herencia viva para custodiar y promover. Benedicto habló de la familia como el lugar donde se juntan la teología del cuerpo y la teología del amor", señaló.
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