REDACCION CENTRAL,
Desde hace algunos años en Francia las Hermanitas Discípulas del Cordero demuestran que el síndrome de Down no es un impedimento para entregarse por completo y con alegría a Dios. Aquí te contamos su historia.
Las 10 religiosas que hacen parte de esta congregación, única en el mundo por recibir a mujeres con síndrome de Down o trisomía 21, y cuyo nombre en francés es Petites Soeurs Disciples de l'Agneau, viven a unos 30 kilómetros al este de Poitiers en el centro de Francia.
Los orígenes de la congregación se remontan a la década de 1980, cuando la Madre Line sintió el llamado de responder a su vocación trabajando con niños y se hizo amiga de Véronique, una muchacha con síndrome de Down que se sentía llamada por Dios a la vida consagrada.
"Visité varias comunidades que recibían personas con discapacidad, pero vi que no había un lugar adecuado allí para ellas (mujeres con trisomía 21). Fue luego el encuentro con Véronique, una muchacha con síndrome de Down, lo que me dio la idea de un nuevo comienzo. Me dije que tenía que ayudarla a responder a su vocación", relata la Madre Line a Vatican News.
Debido al síndrome de Down, Véronique fue rechazada en las congregaciones a las que postulaba. Vatican News explica que, dado que el Código de Derecho Canónico y las reglas monásticas no contemplan la admisión de personas con discapacidad a la vida religiosa, a la Madre Line y a Véronique les tomó 14 años que los estatutos y el estilo de su comunidad fueran reconocidos.