VATICANO,
Este 20 de julio, el Cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, celebra 50 años de su ordenación sacerdotal, recibida en 1969 en la catedral de la Inmaculada Concepción de Conakri, en el país africano de Guinea.
En el reciente libro titulado "Dios o nada", en el que el periodista Niclas Diat entrevista al Cardenal, recuerda cómo surgió su vocación sacerdotal.
"Fue en el contexto de la Eucaristía diaria donde el Padre (Marcel) Bracquemond, descubriendo mi ardiente deseo de conocer a Dios e impresionado quizá por mi amor a la oración y mi fidelidad a la Misa diaria, me preguntó si quería entrar en el seminario. Con la sorpresa y la espontaneidad que caracterizan a los niños, le contesté que me encantaría, aunque sin saber a qué me comprometía exactamente, porque no había salido nunca del poblado ni conocía la vida de un seminario", señala en el libro.
En el texto, el Cardenal afirma que "un seminarista es ante todo obra de los sacerdotes que lo han acompañado. Dios me ha hecho el regalo de poder apoyarme en pastores que estaban realmente unidos a Cristo".
En el libro, el Purpurado africano cuenta que el Padre Bracquemond le explicó que el seminario "era una casa sustentada en la oración y el amor de toda la Iglesia. Ese lugar, me dijo, nos prepararía a mí y a otros jóvenes para ser sacerdotes igual que él". "Con esta explicación tan sencilla, la alegría de convertirme algún día en sacerdote llenó aún más mi corazón de admiración y de 'locura'", resaltó.
"La verdad es que jamás dudé de mi vocación. Si hubo acontecimientos que me entristecieron, no fueron nunca más que pequeñas heridas que no mermaron mi amor a Dios. Seguí siendo fiel porque le amaba tanto como puede hacerlo un pobre pecador pese a sus limitaciones. Siempre conservé en mi corazón la certeza de que Dios me amaba", escribió el Cardenal.