La niña vidente de Fátima (Portugal), Lucía dos Santos, que luego abrazó la vida religiosa como carmelita afirmó que la Virgen del Carmen también estuvo en la última aparición de la Virgen de Fátima el 13 de octubre de 1917 y resaltó que “el escapulario y el Rosario son inseparables”.
Según el sitio web Ordem do Carmo em Portugal, aquel día también aparecieron ante los pastorcitos San José, el Niño Jesús, Nuestra Señora de los Dolores y luego la Virgen del Carmen.
Así lo trasladó Sor Lucía en septiembre de 1949 al sacerdote de la Orden del Carmen Donald O’Callaghan. La religiosa le dijo que la Madre de Dios no le dijo nada sobre el escapulario, pero sí le dijo que “vendría como Nuestra Señora del Carmelo y su interpretación era que la devoción del escapulario agradaba a la Virgen y que Ella deseaba que se propagara”.
Al preguntarle luego sobre si la vidente creía que el escapulario era parte del mensaje de Fátima, Sor Lucía respondió que ciertamente “el escapulario y el rosario son inseparables” ya que “el escapulario es un signo de consagración a Nuestra Señora”.
El 11 de febrero de 1950, el Papa Pío XII animó a “colocar en primer lugar, entre las devociones marianas, el escapulario que está al alcance de todos”.
Más tarde, en la fiesta de la Asunción de la Virgen de ese año, Sor Lucía volvió a hablar sobre la aparición de la Virgen del Carmen y el escapulario, pero esta vez lo hizo con el P. Howard Raffterty, también carmelita.