Hace unos días se celebró la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y, como en muchos lugares, en una parroquia de Buenos Aires (Argentina) se hicieron los preparativos para la procesión. Sin embargo, una funcionaria preguntó al párroco si por el mal tiempo que se avecinaba suspendería esta actividad religiosa. La respuesta que dio el sacerdote fue el inicio de una reflexión.
Los hechos ocurrieron en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Cambaceres, en Buenos Aires y, tal como relató su párroco, el P. Christian Viñas, ese 28 de junio amaneció frío y lluvioso, incluso el partido de fútbol entre las selecciones de Argentina y Venezuela de la Copa América poco garantizaba la participación de los fieles en la procesión que "mucho trabajo" había costado preparar.
"La inclemencia meteorológica me hizo prever que, como en otras ocasiones, se sucederían los llamados telefónicos para preguntar sobre eventuales cambios de programa. Estaba pensando en eso cuando, en efecto, se registró la primera consulta", dijo el sacerdote en un relato enviado a ACI Prensa.
El primer llamado telefónico vino de una funcionaria de la dirección de tránsito de la municipalidad que preguntó: "¿Qué pasará si llueve?". "Nos mojaremos", contestó el párroco.
"¿No se suspende, entonces?", insistió la voz al otro lado. A lo que el P. Viñas respondió: "¿Se suspende, acaso, un acto político por lluvia, por un partido de fútbol o un recital de rock? ¡Con muchísima más razón no puede suspenderse una procesión! ¡Cristo no se bajó de la Cruz por mal tiempo!", exclamó.
Ante esta respuesta, la funcionaria confirmó que irían dos unidades móviles para garantizar la seguridad, el P. Viñas agradeció la disponibilidad. "¡Muchísimas gracias, los esperamos! ¡Dios la guarde! ¡Y acuérdese de que Dios atiende de 0 a 24, sea el tiempo que fuese!", expresó.