CIUDAD DE MÉXICO,
La Iglesia Católica en México manifestó su dolor por la muerte de Valeria, de solo 23 meses, y su padre, Óscar, ambos naturales de El Salvador, cuando intentaban cruzar la frontera de México y Estados Unidos.
Las imágenes de los cuerpos de ambos, a orillas del Río Bravo, que separa los países norteamericanos, han conmovido a miles en los últimos días. Muchos compararon su caso con el del pequeño Aylan, un niño sirio que murió ahogado en 2015 cuando su familia trataba de llegar a Grecia.
En diálogo con ACI Prensa, Mons. Alfonso Miranda, Obispo Auxiliar de Monterrey y secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), afirmó que la muerte de ambos nos lleva a cuestionarnos "¿cuál será el tamaño del sufrimiento de gente de Centroamérica que no importándoles nada se van a buscar sus sueños y a arriesgarlo literal y absolutamente todo".
Padre e hija murieron el domingo 23 de junio. Viajaban junto a la madre de la pequeña, Tania, e intentaron cruzar cerca de Matamoros, en México. Al otro lado del río, esperaban llegar a Brownsville, Estados Unidos.
Los tres dejaron El Salvador el 3 de abril de este año, con la esperanza de superar la pobreza y un futuro mejor para su hija.
De acuerdo al sitio web elsalvador.com, el 23 de junio por la tarde, a través de Facebook, Óscar le dijo a su hermana que planeaba entregarse a las autoridades migratorias estadounidenses una vez cruzaran el Río Bravo. Tres horas más tardes, Tania, llorando, le decía a su suegra que Óscar y la bebé habían muerto arrastrados por las aguas.