28 de octubre de 2024 Donar
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Esta es la historia de las 14 mártires concepcionistas que serán beatificadas

Mártires concepcionistas. Crédito. Memoria Martirial ArchiMadrid.

El próximo sábado 22 de junio tendrá lugar la beatificación de 14 religiosas mártires de la Orden de la Inmaculada Concepción, también conocidas como mártires concepcionistas.

El Cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, presidirá la ceremonia en la Catedral de Santa María la Real de la Almudena, en Madrid y concelebrarán el Cardenal Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid; Mons. José Carballo, secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica; el Cardenal Ricardo Blázquez, Arzobispo de Valladolid y presidente de la CEE; Mons. Braulio Rodríguez, Arzobispo de Toledo, entre otros.

También está previsto que acudan 200 religiosas franciscanas concepcionistas de todo el mundo.

El proceso de beatificación de estas 14 mártires comenzó en junio de 2002, y en el año 2010 pasó a la Santa Sede. El 15 de enero de 2019, el Papa Francisco firmó el decreto de martirio de María del Carmen Lacaba y de otras 13 religiosas concepcionistas franciscanas.

Diez de ellas pertenecían a la comunidad del monasterio de San José en Madrid; dos a la comunidad de Escalona (Toledo), y las otras dos a la de El Pardo (Madrid), según destaca la Archidiócesis de Madrid.

Mártires de San José

En 1936, diez religiosas concepcionistas del monasterio de San José, en Madrid, fueron expulsadas y la comunidad se dispersó, y algunas hermanas se refugiaron en un piso de la calle Francisco Silvela, 19, en el centro de Madrid.

El 7 de noviembre de 1936, cuando estas religiosas se encontraban refugiadas en el entresuelo del edificio, un grupo de milicianos entró preguntando por ellas ya que habían sido denunciadas por la portera de un edificio vecino. Las sacaron a todas y las subieron a un camión. Nunca más se supo de ellas.

Entre estas diez religiosas se encontraba la Madre María del Carmen Lacaba Andía, que era la abadesa. En julio de 1936 tomó la decisión de permanecer con las religiosas más ancianas, una de las cuales estaba inválida. Murió con 54 años y 34 de vida religiosa.

Sor María Petra Pilar de los Dolores, madre vicaria del monasterio. Murió cuando tenía 72 años de edad y 49 años de vida religiosa.

Sor María Eustaquia de la Asunción, hermana enfermera. Una enfermedad reumática fuerte y degenerativa la dejó incapacitada. En 1936 quedó a merced de las milicias socialistas de Las Ventas, que la sacaron del piso sin que pudiera valerse por sí misma y bajar las escaleras. Sufrió desamparo, espantosos dolores físicos y un trato soez e inhumano. Recibió la palma del martirio a los 72 años de edad y 49 de vida religiosa.

Sor María Balbina de San José, murió con 50 años y tras 17 como religiosa.

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Sor María Guadalupe de la Ascensión, asistía a las hermanas que vivían en el piso de la calle Francisco Silvela. Tenía 44 años cuando murió y llevaba nueve en la congregación.

Sor María Beatriz de Sta. Teresa era la responsable de sacristía e iglesia, secretaria de la comunidad y tornera. Era la más joven del grupo, tenía 28 años de edad y doce de vida religiosa.

Sor María Clotilde del Pilar Campos Urdiales, cuando tomó la decisión de entrar a la vida religiosa su familia se opuso, pero luchó hasta obtener el permiso y la bendición de sus padres. En 1936 había estado ingresada en el hospital, donde fue sometida a una operación que le causó muchos e insoportables dolores, pero nunca se quejó de nada. Recibió la palma del martirio a los 39 años de edad y 13 de vida religiosa.

Sor María del Santísimo Sacramento era la organista de la comunidad, y directora de coro e iglesia, también había sido secretaria, abadesa de la comunidad y maestra de novicias. Antes de morir, transmitió a las hermanas el ánimo de superación, y la idea muy clara de que tenían que «morir por Cristo». Murió con 49 años y 31 de vida consagrada.

Sor María Juana de San Miguel era una de las hermanas enfermas pero tan sólo lo sabía la madre abadesa y sufría en silencio su delicada y dolorosa enfermedad. Recibió la palma del martirio a los 75 años de edad y 57 de vida religiosa.

Sor María Basilia de Jesús Díaz practicó el desprendimiento interior y exterior en grado extraordinario, madurando su corazón y su vida para ofrecerlos al Señor el día de su martirio que llegó cuando tenía 47 años de edad y 15 de vida religiosa.

Al término de la guerra, el 14 de junio de 1946, cambiaron el nombre de la calle Luis Sagasti en el centro de Madrid por el de Calle de las Mártires Concepcionistas, en homenaje a ellas.

Mártires de El Pardo (Madrid)

Las religiosas que vivían en el convento de El Pardo fueron expulsadas de su monasterio en julio de 1936. Fueron acogidas en casas de vecinos, pero los milicianos las expulsaron del pueblo.

Dos hermanas fueron descubiertas por los milicianos y se las llevaron junto al matrimonio que las acogió y otro familiar de estos.

Las religiosas consiguieron que liberaran al matrimonio que las había refugiado pero ellas permanecieron presas. La madrugada del 22 de agosto de 1936 fueron fusiladas en un descampado y sus cadáveres arrojados a las puertas del cementerio.

El enterrador fotografió los cuerpos de las religiosas y los enterró en un lugar que marcó secretamente. Al término de la guerra, el 24 de mayo de 1939, los dos cuerpos fueron identificados por la fotografía tomada por el sepulturero, procediendo a su traslado al cementerio del monasterio de El Pardo.

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Actualmente se encuentran en el protomonasterio casa madre de Toledo, donde se veneran en la actualidad junto a los de la fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción, santa Beatriz de Silva.

Estas religiosas de la comunidad de El Pardo fueron:

Madre Inés de San José, que había sido elegida madre abadesa en 1935 y anteriormente había sido maestra de novicias. Recibió la palma del martirio a los 47 años de edad y 28 de vida religiosa.

Sor María del Carmen de la Purísima Concepción era la hortelana de la huerta conventual, murió a los 41 años y tras 21 de vida religiosa.

Mártires de Escalona (Toledo)

En 1936, las monjas de la comunidad de Escalona fueron obligadas a abandonar su monasterio. Las interrogaron y las presionaron para que renegaran de su fe y abandonaran la vida religiosa. Al negarse, las llevaron a la Dirección General de Seguridad en Madrid y después a una cárcel habilitada en un convento de capuchinas.

Según destacan desde la Archidiócesis de Madrid, cuando terminó la contienda toda la comunidad regresó a Escalona, a excepción de dos hermanas que habían sido separadas en octubre de 1936 y que fueron fusiladas.

Estas religiosas eran la Madre María de San José Ytoiz, que era abadesa del convento desde el 1911. Tenía 66 años de edad y llevaba 44 de vida religiosa.

Sor María de la Asunción Pascual Nieto que era la madre vicaria. Recibió la palma del martirio a los 49 años de edad y 27 de vida consagrada.

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