REDACCION CENTRAL,
El Papa Francisco alentó a escuchar con el corazón y de la mano del Espíritu Santo, el grito y el gemido de tantos hermanos que tienen sed de Dios, durante la homilía de la Misa celebrada en la Plaza de San Pedro en el Vaticano este sábado 8 de junio,
Ante miles de fieles presentes, el Santo Padre resaltó que "esta tarde, en la vigilia del último día del tiempo de Pascua, fiesta de Pentecostés, Jesús está en medio de nosotros y proclama en voz alta: Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba quien crea en mí".
El Papa dijo asimismo que el Espíritu Santo "brota desde el vientre de la misericordia de Jesús resucitado" que a su vez nos "transforma" en Iglesia de misericordia. Es decir, en una "madre del corazón abierto" para todos.
"Cuánto me gustaría que la gente que vive en Roma reconociera a la Iglesia, nos reconociera 'por más' misericordia, 'por más' humanidad y ternura, de la cual hay tanta necesidad y no por otras cosas", subrayó el Papa y añadió que, de ese modo, la gente se sentiría "como en casa, la 'casa materna' en donde siempre se es bienvenido y a donde se puede siempre regresar".
Por ello, el Pontífice indicó que con esta Iglesia las personas podrían sentirse siempre "acogidas, escuchadas, bien interpretadas, ayudadas a dar un paso hacia adelante en la dirección del Reino de Dios. Como sabe hacer una madre, también con los hijos cuando ya están grandes".
"Este pensamiento sobre la maternidad de la Iglesia, me recuerda que hace 75 años, el 11 de junio de 1944, el Papa Pío XII hizo un acto especial de acción de gracias y súplica a la Virgen María para la protección de la ciudad de Roma. Lo hizo en la iglesia de San Ignacio, donde había sido traída la venerada imagen de Nuestra Señora del Divino Amor".