Los esfuerzos para prohibir el aborto en Estados Unidos llevaron a que una alta funcionaria de las Naciones Unidas calificara de "tortura" y "violencia contra la mujer" recientes leyes provida aprobadas en algunos estados.
Kate Gilmore, ciudadana australiana que ocupa el cargo de Alto Comisionado Adjunto de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, dijo al diario británico The Guardian que las nuevas leyes que limitan el aborto en algunos estados de Estados Unidos son contrarias al pensamiento de los miembros de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, quienes han hecho declaraciones independientes indicando que la "prohibición absoluta" del aborto va "contra los derechos humanos".
En una entrevista publicada el 4 de junio, Gilmore dijo que "no hemos denunciado (a las leyes provida en los Estados Unidos) de la misma manera que a otras formas de odio extremista, pero esto es violencia de género contra las mujeres, no hay duda", expresó.
Además, dijo que "está claro que es una tortura, es la privación de un derecho a la salud".
Gilmore fue designada para su cargo actual en diciembre de 2015. Anteriormente se desempeñó como secretaria general adjunta de Amnistía Internacional.
Su tiempo allí coincidió con la controversial decisión de Amnistía Internacional en 2006, que planteaba acabar con la neutralidad sobre el aborto y abogar por el acceso al aborto como un derecho humano. También ha ocupado cargos de liderazgo en el Fondo de Población de las Naciones Unidas.