El Cardenal Daniel DiNardo, Arzobispo de Galveston-Houston y presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USCCB) fue acusado de manejar incorrectamente una denuncia de coerción sexual que habría cometido su exvicario general.
Una mujer del estado de Texas afirma que el Cardenal DiNardo permitió que el sacerdote, quien la habría coaccionado sexualmente, sea trasladado a otra diócesis y continuara en su ministerio a pesar de que le prometieron lo contrario.
Laura Pontikes, católica del área de Houston, dijo a Associated Press (AP) que si bien el Cardenal DiNardo reconoció que había sido "víctima" de manipulación por parte de un sacerdote arquidiocesano, el Purpurado permitió que el sacerdote continuara en ejercicio.
Durante un periodo difícil de su vida, Pontikes buscó en 2007 el consejo de Mons. Frank Rossi, vicario general de la Arquidiócesis de Galveston-Houston. La mujer alega que el sacerdote comenzó a presionarla, y también a su familia, por millones en donaciones; y que en 2012, ambos iniciaron una relación sexual que duró más de un año, cuando se reunían por orientación espiritual.
También alega que el sacerdote intentó absolverla sacramentalmente de los pecados sexuales que cometieron, lo cual es una falta canónica grave que puede llevar a la excomunión.
La Arquidiócesis cuestionó la explicación de Pontikes y dijo a AP que Mons. Rossi no escuchó la confesión de la mujer durante o después de su relación física, aunque no está claro cómo pudo confirmarlo, ya que los sacerdotes tienen prohibido identificar a los penitentes. Según AP, esa acusación ahora está sujeta a una revisión del "Vaticano".