REDACCION CENTRAL,
El famoso teólogo español José Antonio Fortea reflexionó recientemente sobre la importancia de la virtud en la ordenación sacerdotal, y cuestionó: "¿cómo puede ser pastor el que es esclavo del pecado?".
El P. Fortea, experto en demonología y autor de numerosos libros, precisó en un artículo titulado "El Dedo de Dios señalando a alguien" que "no se puede ordenar a un sacerdote si no ha llegado a un mínimo de virtud. No basta la buena voluntad. Un mínimo es necesario".
"¿Cómo se puede colocar al frente de los renacidos en Cristo a alguien que no tenga un mínimo de virtud?", preguntó.
Es más, continuó, "si eso es así para cualquier sacerdote, cuánto más debería serlo para un obispo".
El obispo, dijo, "es pastor de pastores. Luego debería ser excelente en la virtud y en la ciencia. Se les llama 'excelentísimos'. El título debería concordar con la realidad".
"Y si para ser obispo se requiere ser excelente, habría que escoger a los más meritorios para el puesto de arzobispos. En mi libro, La mitra y las ínfulas explico cuál pienso que debería ser el papel espiritual y eclesial de los arzobispos".