SOFÍA,
En el segundo día de su viaje apostólico por Bulgaria y Macedonia del Norte, el Papa Francisco visitó el centro de refugiados Vrazhdebna localizado en la periferia de Sofía, capital de Bulgaria.
El Santo Padre agradeció a todos los presentes, a los voluntarios, a los padres y, en particular, a los niños procedentes de Siria e Irak por los dibujos que realizaron y por haber cantado "cantos muy bonitos, los niños traen alegría en su camino, un camino no siempre bello, por el dolor de dejar su patria y tratar de integrarse en otra patria", dijo el Papa.
"Hoy el mundo de los migrantes y de los refugiados es un poco una cruz, una cruz de la humanidad y la cruz es tanta gente que sufre", afirmó el Pontífice, quien agradeció a todos por "su buena voluntad" y también "les deseó lo mejor a ellos y a los conciudadanos que dejaron en su patria, ¡Que Dios los bendiga, y recen por mí!", exclamó.
El Papa llegó al centro de refugiados a las 8:25 a.m. (hora local) y fue recibido por el director de la estructura y por el director de la Cáritas local en la entrada principal, después se dirigieron al comedor en donde se reunió con alrededor de 50 personas, entre los que se encontraban niños de 6 a 10 años con sus padres y algunos voluntarios.
Una voluntaria búlgara de Cáritas, Silsila Mahbub, explicó al Papa que buscan "ser cercanos a los más vulnerables" quienes anhelan una vida mejor, y lo hacen independientemente de su raza y confesión religiosa.
"Nosotros los católicos queremos hacerles experimentar, en modo concreto, el amor de Dios… Nos comprometemos a difundir el amor misericordioso de Dios a los hermanos", dijo Silsila.