SOFÍA,
El Papa Francisco pidió a la Virgen su intercesión "ante el Señor Resucitado" para que conceda a Bulgaria "el impulso necesario para ser tierra de encuentro" antes de rezar el Regina Coeli en la plaza de San Alexander Nevsky de Sofía ante el icono de la Virgen de Nesebar, que significa "puerta del cielo".
En el primer día de su visita apostólica a Bulgaria y Macedonia del Norte, el Santo Padre rezó "a la Santísima Virgen María, Reina del cielo y de la tierra, para que interceda ante el Señor Resucitado, y conceda a esta amada tierra el impulso necesario para ser tierra de encuentro; en la que, más allá de las diferencias culturales, religiosas o étnicas se sigan reconociendo y valorando como hijos y hermanos de un mismo Padre".
"Nuestra invocación se expresa con la antigua oración del Regina Coeli. Lo hacemos aquí, en Sofía, delante del icono de la Virgen de Nesebar, que significa "Puerta del cielo", y que era tan querida por mi predecesor san Juan XXIII, que comenzó a venerarla aquí en Bulgaria y la llevó consigo hasta la muerte", explicó el Papa.
Tras saludar a números fieles católicos y a representantes ortodoxos, el Papa exclamó "¡Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado!" y explicó que con estas palabras, los cristianos, ortodoxos y católicos- de Bulgaria se saludan desde tiempos antiguos durante el tiempo pascual. "Dichas palabras expresan la gran alegría por la victoria de Jesucristo sobre el mal y sobre la muerte. Son una afirmación y un testimonio del corazón de nuestra fe: Cristo vive. Él es nuestra esperanza y la más hermosa juventud del mundo. Todo lo que Él toca se hace nuevo, se llena de vida", explicó.
Por este motivo, el Pontífice citó la Exhortación Apostólica Christus Vivit para exclamar que "¡Él vive y te quiere vivo! Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza".
"Esta fe en Cristo resucitado se proclama desde hace dos mil años en cada rincón de la tierra, gracias a la misión generosa de tantos creyentes, que fueron llamados a darlo todo por el anuncio evangélico, sin guardar nada para sí mismos", afirmó el Papa.