MADRID,
La policía de Sri Lanka halló una furgoneta con 87 detonadores de bombas en la estación principal de autobuses de Colombo, la capital de Sri Lanka, a medio camino de los hoteles y el santuario de San Antonio que fueron atacados el Domingo de Pascua y en los que murieron cerca de 300 personas.
La policía procedió a la desactivación de la furgoneta, sin embargo esta explotó, creando situaciones de pánico entre los ciudadanos que temían que fuera otro ataque. Las autoridades informaron que en esta ocasión no se han lamentado ni víctimas ni heridos.
Aunque todavía ningún grupo ha reivindicado la autoría de los atentados, el Gobierno de Sri Lanka ha atribuido la serie de ataques a un grupo islamista local llamado National Thowheed Jama'ath.
El portavoz del Gobierno, Rajitha Senaratne, aseguró que no creen que "estos ataques fueran perpetrados por un grupo de personas limitado a este país: Hubo una red internacional detrás, sin la cual estos ataque no habrían tenido éxito".
Por eso, el presidente del Gobierno ha asegurado que solicitará la colaboración internacional para seguir la pista de la conexión exterior de los terroristas.