PARIS,
Este Martes Santo 16 de abril, el Papa Emérito Benedicto XVI cumple 92 años. Tras el incendio ocurrido en la Catedral Notre Dame de París, recordamos lo que dijo Joseph Ratzinger en el histórico templo en 2008, al que se refirió como "signo vivo de la presencia de Dios en medio de los hombres".
"Bendito sea Dios que nos permite encontrarnos en un lugar tan entrañable para los parisinos, pero también para todos los franceses. Bendito sea Dios, que nos da la gracia de ofrecerle nuestra oración vespertina para alabarlo como se merece (…). Sí, bendito sea Dios por venir en nuestro auxilio –in adiutorium nostrum- y ayudarnos a realizar la ofrenda del sacrificio de nuestros labios", dijo el Papa Emérito en la homilía de las Vísperas que presidió con los sacerdotes, los religiosos y miembros de otras iglesias no cristianas el 12 de septiembre de 2008.
"Estamos en la Iglesia Madre de la Diócesis de París, la catedral de Notre Dame, que se yergue en el corazón de la ciudad como un signo vivo de la presencia de Dios en medio de los hombres. Mi Predecesor Alejandro III puso la primera piedra, los Papas Pío VII y Juan Pablo II la honraron con su visita, y estoy feliz de seguir sus huellas, después de haber estado aquí hace un cuarto de siglo para dictar una conferencia sobre catequesis", continuó.
"Es difícil no dar gracias a Aquel que ha creado tanto la materia como el espíritu, por la belleza del edificio que nos acoge. Los cristianos de Lutecia ya habían construido una catedral dedicada a San Esteban, protomártir, pero, al quedar demasiado pequeña, paulatinamente fue reemplazada, entre los siglos XII al XIV, por la que admiramos actualmente. La fe de la Edad Media edificó catedrales, y vuestros antepasados vinieron aquí para alabar a Dios, encomendarle sus esperanzas y profesarle su amor".
Benedicto XVI recordó luego cómo "grandes acontecimientos religiosos y civiles se desarrollaron en este santuario, en el que los arquitectos, los pintores, los escultores y los músicos aportaron lo mejor de sí mismos. Basta recordar, entre otros, los nombres del arquitecto Jean de Chelles, del pintor Charles Le Brun, del escultor Nicolás Coustou y de los organistas Louis Vierne y Pierre Cochereau".
"El arte, camino hacia Dios, y la oración coral, alabanza de la Iglesia al Creador, ayudaron a Paul Claudel, que asistía a las Vísperas del día de Navidad de 1886, a encontrar el camino hacia una experiencia personal de Dios".