PARIS,
Uno de los varios tesoros que se salvó del incendio que afectó la Catedral de Notre Dame de París es la Santa Corona de Espinas, aquella que fue colocada sobre la cabeza de Cristo durante su Pasión.
El rector de la Catedral, Mons. Patrick Chevaut, indicó que esta reliquia, un pedazo de la cruz, un clavo con los que crucificaron a Cristo; y la túnica de San Luis, rey de Francia, se salvaron de ser consumidos por las llamas.
¿Cómo llegaron estos objetos a la emblemática catedral parisina? Aquí te lo contamos.
El sitio web de la Catedral recuerda que la veneración de los instrumentos de la Pasión de Cristo se remonta al siglo IV en los relatos de los peregrinos que llegaron hasta Jerusalén. En particular se destacaba la Vera Cruz, rescatada en el año 326 por Santa Helena, madre del emperador Constantino.
Luego, "entre los siglos VI y VII, las reliquias fueron transferidas a Constantinopla en la capilla de los emperadores bizantinos para protegerlas de los saqueos como los sufridos en el Santo Sepulcro ante las invasiones persas".
En 1238, Baduino II de Courtenay, el último emperador latino de Constantinopla, se encontraba "en grandes dificultades financieras y le propuso al rey de Francia Luis IX, futuro santo, que se encargue de la corona de espinas, oferta que este último acepta. Pero los regentes del imperio ya habían ofrecido las reliquias a banqueros venecianos a quienes San Luis compensará luego".