RABAT,
El Papa Francisco pidió en Marruecos que se superen las desconfianzas y la división entre los pueblos, para lo cual animó a realizar un ejercicio de misericordia.
En su homilía de la Misa celebrada en el complejo deportivo Principe Moulay Abdellah este domingo 3 de marzo, el Pontífice reflexionó sobre la parábola del hijo pródigo y señaló que la relación entre los dos hermanos descrita en ese pasaje evangélico es un fiel reflejo de las relaciones entre comunidades.
A continuación, el texto completo de la homilía del Papa Francisco:
«Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó» (Lc 15,20).
Así el evangelio nos pone en el corazón de la parábola que transparenta la actitud del padre al ver volver a su hijo: tocado en las entrañas no lo deja llegar a casa cuando lo sorprende corriendo a su encuentro. Un hijo esperado y añorado. Un padre conmovido al verlo regresar.
Pero no fue el único momento en que el padre corrió. Su alegría sería incompleta sin la presencia de su otro hijo. Por eso también sale a su encuentro para invitarlo a participar de la fiesta (cf. v. 28). Pero, al hijo mayor parece que no le gustaban las fiestas de bienvenida, le costaba soportar la alegría del padre, no reconoce el regreso de su hermano: «ese hijo tuyo» afirmó (v. 30). Para él su hermano sigue perdido, porque lo había perdido ya en su corazón.