MICHIGAN,
Más de 1200 fieles de Estados Unidos llegaron al lago Michigan para caminar sobre el agua congelada y venerar la imagen de un Cristo crucificado que se encuentra debajo del hielo, a 8 metros por debajo de la superficie y a más de 200 metros de la costa.
Los últimos cuatro años el crucifijo no pudo ser visto debido la inestabilidad del hielo, pero la ola de frío invernal del 2019 le dio finalmente la consistencia necesaria. Por tal motivo, el pasado 9 de marzo los visitantes llegaron a la ciudad de Petoskey, ubicada en la bahía Little Traverse Bay, para ver la escultura, con ayuda de una iluminación subacuática y una carpa protegida de los rayos del sol.
"Cuando el tiempo lo permite, un club de buceo local perfora un agujero a través del hielo e invita a la gente a ver la estatua. Es la única manera de contemplar el crucifijo, además de bucear en el fondo del lago", indicó a ACI Prensa el 13 de marzo Laurent Fady, representante de los Northern Michigan Aerial Services (Servicios Aéreos del Norte de Michigan).
Orígenes del crucifijo de Petoskey
La imagen del Cristo, de 3.35 metros de largo y 839 kilogramos, fue esculpida en mármol blanco en Italia, en 1956, por artesanos locales.
Fue encargada por una familia de agricultores de la ciudad de Rapson, cuando su hijo de 15 años, Gerald Schipinski, murió en un accidente de escopeta en la granja familiar. Tras el dramático suceso, los padres del menor seleccionaron el crucifijo para colocarlo en su tumba. Sin embargo, la imagen sufrió graves daños mientras era transportado por el océano. Cuando llegó a tierra, los padres se negaron a aceptarla y exigieron una nueva.