REDACCION CENTRAL,
Mons. Ángel Javier Pérez Pueyo, Obispo de Barbastro-Monzón (España), cuenta que su hermana con discapacidad ha sido su mayor fuente de gracia y la persona que hizo crecer la ternura en él.
"Mi hermana tenía discapacidad y, cuando era pequeño, escuchaba que la gente le decía: '¡qué guapa Conchita!' y después decían 'qué pena'. Y yo no entendía aquello, ¿por qué era una pena?", se cuestionaba el Prelado en una entrevista concedida al portal de la Diócesis española de Málaga.
"Cuando me fui de casa para comenzar los estudios me di cuenta de que mi hermana ha sido una fuente de gracia y es la que ha hecho crecer en mí la ternura, la cercanía, la bondad", precisó el Prelado sobre Conchita, quien debido a su discapacidad detectada a los 14 meses tuvo que ser sometida a unas 40 operaciones; y tiempo después falleció.
"Lo que podía ser una sequedad y una limitación, su enfermedad, fue para mí la fuente de mayor gracia que yo he podido experimentar", compartió el Obispo.
La importancia de los ejercicios espirituales
El Prelado, que dirigió los ejercicios espirituales para el clero de Málaga en febrero, afirmó que "los ejercicios espirituales son una gracia que nos deberíamos regalar todos. Uno no se sentiría a gusto subiéndose a un avión al que no se le ha hecho una revisión desde hace 15 años, ¿verdad? Pues todos necesitamos sentirnos queridos, cuidados y atendidos. Y, ¿quién cuida a los que cuidan?".