MADRID,
Los restos mortales del misionero salesiano César Fernández llegaron a su pueblo natal Pozoblanco, en la provincia de Córdoba (España) y el Obispo de la diócesis, Mons. Demetrio Fernández presidió el funeral por su eterno descanso en la parroquia de Santa Catalina.
El sacerdote y misionero salesiano de 72 años fue asesinado el 15 de febrero por un grupo de yihadistas durante el ataque a un puesto de aduanas en la localidad de Nohao, en el sur del país.
Los radicales detuvieron el coche, hicieron bajarse al P. Antonio César Fernández y otros dos salesianos de Togo que le acompañaban, y tras registrar el vehículo, dispararon al misionero español. Estos salesianos volvían a su comunidad en Uagadugú (Burkina Faso) después de participar en Lomé (Togo) en una reunión de la Inspectoría Salesiana de África Occidental Francófona.
La Misa funeral se celebró en la parroquia de Santa Catalina de la localidad de Pozoblanco, en la provincia de Córdoba (España), de donde era natal el sacerdote salesiano. Durante la ceremonia familiares y paisanos pudieron darle el último adiós al misionero.
En la homilía del funeral, el Obispo de Córdoba destacó que el ejemplo del P. Antonio César nos muestra que "la vida es para darla y que cuando la vida llega a su plena donación alcanza su verdadero sentido", además precisó que "su muerte nos ha hecho pensar. Ha hecho un gran bien para la Familia Salesiana y para todos los que han recibido su testimonio".
"Si durante su vida fue un gran apóstol, en su muerte lo ha sido aún más", subrayó el Prelado quien también aseguró: "Dichoso él que ha podido dar la vida por Jesucristo y su evangelio" y esta "ha sido una entrega sostenida durante toda su vida, por eso, se ha hecho salesiano y por eso, se ha hecho misionero".