El libro también está lleno de historias de cardenales y obispos descritos como conocidos homosexuales, a veces designados por su nombre, pero siempre sin precisar fuentes confiables.
Al Cardenal estadounidense Raymond Burke se le presenta como un cardenal al que "le gusta ser nombrado en femenino: Su Eminencia puede estar orgullosa".
El femenino es en realidad el trato de "usted" en italiano, algo que Martel parece no entender.
Hablando sobre el caso Karadima –el sacerdote abusador chileno que el Papa Francisco expulsó del estado clerical en 2018– Martel también involucra al Cardenal Sodano, que fue Secretario de Estado del Vaticano entre 1990 y 2006.
Martel escribe: "Las razones que llevaron a Sodano (así como al Cardenal Errázuriz, que reemplazó a Sodano como Secretario de Estado en 2006) a proteger a este sacerdote pedófilo siguen siendo un misterio".
Es importante aclarar que el Cardenal chileno Francisco Javier Errázuriz Ossa nunca ha sido Secretario de Estado, solo sirvió en el Vaticano como Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica entre 1990 y 1996.
Estas inexactitudes están mezcladas con mucha información de reportes de prensa y chismes, presentados a veces con la oración "otras fuentes confirman", pero sin dar una evidencia real o sustancial de las mismas.
Mirando con atención el libro, los ataques más arteros se dirigen a quienes no pueden defenderse, como el caso del Cardenal colombiano Alfonso López Trujillo, quien murió en 2008 y que sirvió como Presidente del Pontificio Consejo para la Familia desde 1990 hasta su fallecimiento. Martel lo señala porque, según él, el Cardenal era un lobista antigay pese a ser un homosexual practicante. Sin embargo y a pesar de la grave acusación, no ofrece ninguna prueba ni tampoco le otorga posibilidad de defensa al Purpurado.
El libro presenta un Vaticano donde todos son gays y los que no lo son quisieran serlo.
Ciertamente hay pecados y miserias humanas en el Vaticano, y muchos alegan que la homosexualidad es parte de la crisis de abusos, y eso debe discutirse, pero el Vaticano no es un estado gay y la acusación de la homosexualidad termina convirtiéndose en un arma para dinamitar las carreras. Cuando el Papa Francisco habla sobre el terrorismo del chisme se refiere a eso.
Es sorprendente que Martel inicialmente se haya conectado con el mundo del Vaticano a través de Krysztof Charamsa, el exoficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe que salió del clóset en la víspera del Sínodo de la Familia de 2015, al anunciar su relación homosexual con un español.
Martel escribe: "La primera vez que supe de Krzysztof Charamsa fue a través de un correo electrónico suyo. El prelado me contactó cuando todavía trabajaba para la Congregación de la Doctrina de la Fe. El sacerdote polaco había disfrutado, me dijo, mi libro Global Gay, y me estaba pidiendo ayuda para comunicar a través de los medios su inminente salida del clóset, aunque me juró el secreto del asunto".
Una vez que Martel verificó el relato, efectivamente ayudó a Charamsa. Fue en 2015. Poco después el autor comenzó el borrador de "Sodoma: Poder y escándalo en el Vaticano".
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA
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