MADRID,
Mons. Luis Argüello, portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y Obispo auxiliar de Valladolid, explicó durante una entrevista en la Cadena Cope algunos de los principales puntos de la Cumbre contra los abusos sexuales que está teniendo lugar en el Vaticano hasta el próximo día 24 de febrero.
Según explicó el Prelado, este encuentro en el que participan todos los presidentes de las conferencias episcopales del mundo y superiores de congregaciones, entre ellos el Cardenal Ricardo Blázquez, presidente de la CEE, supone recoger el trabajo realizado "muy a tientas desde principio de los años 80 y con mucha decisión a partir del 2002 y no digamos en el pontificado de Francisco".
En ese sentido aseguró que se pretende "caer en la cuenta de que [la Iglesia] tiene muchas cosas por las que pedir perdón y muchas personas a las que mirar a los ojos y pedirles perdón", porque reconoció que en ocasiones el abordaje y gestión de los problemas "no se ha hecho del todo bien por parte de los responsables, pero también por un clima social y en la Iglesia a la hora de valorar determinados comportamientos".
También aseguró que "con motivo de la preparación de este encuentro y en los últimos años se está haciendo un gran esfuerzo, en cuanto a medidas formativas, preventivas y todo lo que tiene que ser la colaboración con las autoridades civiles en un encuentro como el de estos días en el que está representado todo el mundo, porque las legislaciones en un sitio y otro del mundo son muy distintas".
Un momento, que según explicó el portavoz de la CEE, debe servir "para que la Iglesia pueda ponerse a punto para colaborar con toda la sociedad a la hora de abordar esta situación".
Mons. Argüello hizo un repaso sobre el tratamiento de los casos de abusos sexuales a menores dentro de la Iglesia y recordó que en los años 80 "se comenzó a tomar conciencia que llega a la situación de abordar medidas, que es cuando en el año 2002 la Santa Sede, a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe, pide a las diócesis del mundo que estos delitos sean considerados "delitos graves" en la expresión del propio Código de Derecho Canónico, con lo que supone esto a la forma de abordarlos de colaboración con las administraciones públicas y con sanciones graves".