VATICANO,
Durante la Misa celebrada el viernes 8 de febrero en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco afirmó que el martirio de San Juan el Bautista es un gran testimonio que recuerda que "la vida tiene valor solo al darla, al darla en el amor, en la verdad, en la donación a los otros, en la vida diaria, en la familia".
En su homilía, el Santo Padre invitó a meditar sobre los cuatro protagonistas de la narración del Evangelio de San Marcos dedicado a la decapitación de San Juan el Bautista.
Una narración con cuatro personajes, que el Papa animó a mirar "abriendo el corazón" para que el Señor nos hable: el rey Herodes "corrupto e indeciso"; Herodías, la esposa del hermano del rey "que sabía solo odiar"; Salomé "la bailarina vanidosa" y el profeta "decapitado solo en su celda".
El Pontífice comenta que San Juan "sabía que tenía que aniquilarse a sí mismo" y recordó que lo había dicho desde el inicio hablando de Jesús: "Él debe crecer, y yo en cambio disminuir". Y él "ha disminuido hasta la muerte", afirmó.
"Fue el precursor, el anunciador de Jesús, quien ha dicho: 'No son yo, es él el Mesías'. Se los mostró a los primeros discípulos, y luego su luz se apagó poco a poco, hasta la obscuridad de esa celda, en la prisión, donde solo, fue decapitado", recordó el Papa.
El martirio es un misterio