VATICANO,
El Papa Francisco expresó este viernes 1 de febrero su deseo de "asegurar a todos los fieles en Oriente Medio mi cercanía, mi pensamiento constante y mi oración para que esas tierras, únicas en el plan salvífico de Dios, después de la larga noche de los conflictos puedan vislumbrar un amanecer de paz".
"Oriente Medio debe convertirse en una tierra de paz", aseguró el Pontífice. "No puede seguir siendo un campo de batalla. La guerra, hija del poder y la miseria, ceda el puesto a la paz, hija del derecho y de la justicia, y que también nuestros hermanos cristianos sean reconocidos como ciudadanos con plenos e iguales derechos", pidió.
El Santo Padre se expresó así durante su discurso pronunciado ante los miembros de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxas Orientales, que se celebra todos los años y que cada dos años se reúne en Roma, y que este año se ha centrado en el sacramento del matrimonio.
En su discurso, destacó que "muchos de vosotros pertenecéis a Iglesias de Oriente Medio sometidas de forma terrible a la prueba de la guerra, de la violencia y la persecución".
"Las vidas de los muchos santos de nuestras Iglesias son semillas de paz arrojadas en esas tierras y florecidas en el cielo. Desde allí nos apoyan en nuestro camino hacia la plena comunión, un camino que Dios desea, un camino que nos pide que procedamos no de acuerdo con las conveniencias del momento, sino dóciles a la voluntad del Señor: que 'todos sean uno'", reclamó.
"La semilla de esta comunión, también gracias a vuestro precioso trabajo, ha brotado y continúa siendo irrigada por la sangre de los testigos de la unidad, por la sangre derramada por los mártires de nuestro tiempo: miembros de diferentes Iglesias que, unidas por el sufrimiento común por el nombre de Jesús, ahora comparten la misma gloria".