MADRID,
El Arzobispo de Barcelona (España), Cardenal Juan José Omella, explicó en su carta pastoral los graves riesgos que se corren al "perder los escrúpulos y considerar a las personas una mera mercancía", y animó a romper el "gran silencio" sobre el gran drama de la trata de personas.
El Arzobispo de Barcelona aseguró en su carta semanal que al vivir en un mundo globalizado, donde todo se mueve a gran velocidad, también se acelera el deseo de gastar dinero a costa de lo que sea, "hasta el punto de perder los escrúpulos y considerar a las personas una mera mercancía".
"Tenemos muchos ejemplos extremos de esta falta de estima y sensibilidad hacia el ser humano. La explotación y el tráfico de personas es un ejemplo y una triste realidad, que a veces no queremos ver", precisó.
En ese sentido el Purpurado aseguró que según la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Crimen Organizado, existen diversas formas de explotación humana que vulneran los derechos fundamentales de las personas: la mendicidad, los matrimonios forzados o fraudulentos, el tráfico de órganos.
Sin embargo precisó que "la explotación sexual, conjuntamente con la explotación laboral, es la más extendida" y apuntó que según la Oficina de las Naciones Unidas, "la prostitución y el turismo sexual son el segundo negocio del mundo por el dinero que mueve, después del tráfico de drogas".
"El mercadeo con seres humanos es una actividad económica ilegal, que a menudo observamos desde la distancia, aunque la tenemos muy cerca. Tristemente hay un gran silencio sobre este gran drama que afecta directamente a muchas personas, pero que, en realidad, también afecta a toda la sociedad", subrayó el Cardenal Omella.