MADRID,
Mons. Demetrio Fernández explicó, con motivo del Evangelio de las Bodas de Caná, que Jesús es el "verdadero esposo" tanto en el sacramento del matrimonio como en la vida consagrada, pues "sacia plenamente el corazón humano en una relación esponsal directa".
"Dios quiere hacernos felices, no quiere otra cosa, y hacernos felices eternamente, comenzando ya en la tierra esta felicidad que nunca acabe y dure para toda la eternidad", asegura el Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, en su carta semanal.
Por eso, "Jesús ha venido al mundo para manifestarnos una vida nueva, que brota del corazón de Dios y que busca compartir con el hombre la felicidad en la que los Tres; Padre, Hijo y Espíritu Santo; viven eternamente".
Mons. Fernández recuerda que en el Evangelio de este domingo "se nos presenta Jesús asistiendo a una boda", que es "la santificación por parte de Dios del amor humano que ha brotado y madurado en la relación varón y mujer, y que se prometen mutuamente amor para toda la vida".
Con su presencia, Cristo "santifica ese amor humano, elevándolo a la categoría de sacramento" y precisa que ésa fue la manera en la que "Jesús bendijo el amor humano, el amor del varón y de la mujer, reconociendo en el mismo aquella bendición del principio que Dios otorgó a los esposos y que no fue abolida por el pecado".
En el pasaje del Evangelio de las Bodas de Caná hay un momento en el que faltó el vino, que es "el símbolo de la alegría de los novios y de los invitados".