MADRID,
El Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, explicó en su carta semanal la importancia de la fiesta del Bautismo del Señor, que se celebra el domingo siguiente a la Epifanía y que conmemora el inicio del tiempo ordinario.
Según explica el Prelado, en la escena del Bautismo se contempla a Jesús "ya adulto, entrando en las aguas del río Jordán para recibir el bautismo que predicaba Juan el Bautista".
"Jesús se puso a la cola de aquellas gentes pecadoras que buscaban sinceramente la conversión de sus vidas. Siendo inocente, Jesús es proclamado en ese momento como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo", aseguró Mons. Fernández.
También explicó que el hecho de que estuviera "en esta escena de presentación" le hace "solidario con los pecadores, no en el pecado, sino en tomar sobre sus espaldas el pecado que aparta al hombre de Dios y de los demás, dándoles un cauce de nueva vida mediante el bautismo salvador".
El Obispo de Córdoba también subrayó que al entrar Cristo en el Jordán confirió a esas aguas "el poder de transmitir una nueva vida, la vida de hijos de Dios, que Jesús quiere compartir con nosotros. Jesús es presentado por el Padre como su Hijo muy amado, invitándonos a que lo escuchemos. Y es inundado del Espíritu Santo, que toca su carne para hacerla capaz de Dios".
"Lleno del fuego del Espíritu Santo, Jesús entra en el agua, y en lugar de apagarse ese fuego, confiere a las aguas bautismales el poder de transmitir ese fuego en el sacramento. El Bautismo del Señor genera como un incendio universal, cuyo cauce transmisor son las aguas bautismales", asegura el Obispo.