VATICANO,
"No tengan miedo a la santidad. Les aseguro, es el camino de la alegría", exclamó el Papa Francisco a los empleados vaticanos con motivo del saludo de Navidad, en el que reiteró su llamado a no ser "santos de estampita", sino "santos normales" que piden perdón por sus pecados y van hacia adelante, "listos a dejarse contagiar por la presencia de Jesús".
El Pontífice hizo este llamado durante el discurso a los empleados del Vaticano, reunidos este 21 de diciembre en el Aula Pablo VI.
El Santo Padre acudió a este tradicional encuentro previo a la Navidad en el que saludó a numerosas personas y confió que le gusta saludar a las familias. "El premio es para la bisabuela, 93 años, con la hija que es abuela, con los padres y con los dos niños. Es bella la familia así. La familia. Ustedes trabajan para la familia, para los hijos. Es una gracia. ¡Cuiden a las familias!", exclamó.
Tras desearles feliz Navidad a todos, el Papa explicó que "la Navidad es por excelencia una fiesta alegre, pero frecuentemente nos damos cuenta que la gente, quizá también nosotros mismos, atendemos tantas cosas y, al final, no hay alegría, o hay es muy superficial".
Al explicar el motivo, el Pontífice citó al escritor francés Léon Bloy: "No hay más que una tristeza… aquella de no ser santos". Por lo que recordó que "la alegría, está vinculada al ser santos. También la alegría de la Navidad. Pero el de ser buenos, al menos tener las ganas de ser buenos", dijo.
De este modo, el Papa invitó a mirar el pesebre y ver quién es feliz. "¿Quién es feliz en el pesebre? La Virgen y San José están llenos de alegría: miran al Niño Jesús y son felices porque, después de mil preocupaciones, han recibido este regalo de Dios, con tanta fe y amor. Son 'desbordantes' de santidad y entonces de alegría", remarcó.